Histórica
047
Junio 21 de 2008
Carlos E. Jalife Villalón
Fotos: © CEJV
Los
Rodríguez, a 50 Años de su Primera Vez en
Le Mans 1958
Para
debutar en Europa, Pedro y Ricardo Rodríguez viajaron
a Europa a principios de junio de 1958, pero dejaron a su
hermano menor Alejandro en compañía sus sobrinas,
pues tanto sus padres como su hermana Conchita, y su cuñado
Raúl, se unieron a la travesía. Tras hacer
escala en Nueva York, donde conocieron la oficina de Luigi
Chinetti, el del NART, turistearon y luego marcharon a París,
donde la familia aprovechó para conocer un poco de
la Ciudad Luz y sus alrededores y descansar, pues el viaje
había durado casi un día entre las escalas
y la lentitud de los aviones de la época. Luego fueron
a Le Mans para presenciar al escrutinio de los autos que
correrían las 24 Horas ese 21 de junio y ahí
reencontraron al equipo de Chinetti, quien tenía
disponible un Testa Rossa, el viejo modelo 500 de 1956 que
Pedro había usado en Bahamas en 1957, pero con un
nuevo frente tipo TR250. Era el menos potente de los 11
Ferrari inscritos, los otros 10 eran del nuevo modelo 250
con motor V12 de tres litros, pero estaba reservado para
los mexicanos.
El
Ferrari pasó la revisión fácilmente
y se le dio el número 25, pero una vez que eso sucede
don Pedro reclamó a Chinetti que el auto no fuera
como los otros Ferrari presentes, mientras Pedro y Ricardo
estaban desilusionados pues sabían que no iban a
competir por la victoria absoluta como pretendían.
Chinetti les explica que para poder correr hay que empezar
por caminar y que no es lo mismo controlar un Porsche de
litro y medio que una ‘bestia’ de tres litros,
y que lo hace por el bien de ellos, para que vayan compitiendo
en autos más poderosos cada vez y adaptándose
a ellos. Chinetti explica también que la demanda
por los 250 TR fue muy alta y él pensó en
que era mejor para los hermanos dar sus primeros pasos en
un auto menos rápido para buscar una victoria en
clase, sin tanto peligro. Ricardo insiste en que el auto
no es el adecuado pues solamente alcanza 235 kilómetros
de velocidad tope, pero don Pedro decide hacerle caso a
Luigi. Los hermanos no se convencen, pero terminan por aceptar
los argumentos pues saben que conseguir otro auto de calidad
a esas alturas resulta imposible.
Los
Rodríguez descansan entre lunes y martes y conocen
la pista en el auto rentado en París, del cual descienden
a intervalos para examinar el pavimento por sugerencia de
Pedro, pues Ricardo lo que quiere es dar vueltas aunque
el circuito no esté cerrado, ya que lo conforman
las carreteras de la zona cercana a Le Mans.
El
recorrido lo hacen solos, pues sus padres se quedan a descansar,
y platican animadamente que su sueño se ha hecho
realidad; ya arden en deseos de pisar la pista en las prácticas
del miércoles y saben que mucha gente los va a estar
observando por su edad, así que hacen un pacto de
no arriesgar y comportarse prudentemente en los entrenamientos,
mientras aprenden, pues de todos modos los autos arrancan
en Le Mans por su cilindrada, no necesitan mostrar sus armas
antes de tiempo. Elllos intercambian opiniones acerca de
los lugares de peligro, las velocidades que creen poder
alcanzar; se quedan despiertos hasta tarde por la emoción
y deciden que turnos les tocará manejar, tras definir
en un ‘volado’ que Pedro será el que
arranque y Ricardo el que cierre la carrera, si es que duran
las 24 horas pactadas.
El
miércoles en la mañana los hermanos están
listos para practicar, pero en los fosos se suscita un incidente.
La gente del Automobile Club de L’Ouest (ACO) decide
que los papeles de Ricardo no pueden ser aceptados, pues
solamente tiene 16 años cumplidos. Don Pedro presenta
las licencias nacionales y cartas de la FIA aceptando su
participación en eventos internacionales, pero los
franceses no ceden. Luego Chinetti intenta mostrar que el
palmarés de Ricardo es bastante respetable, victorias
en Riverside y en Nassau en su clase y pide una prueba de
manejo para el piloto, incluso protestan que Ricardo tiene
más triunfos que Pedro. Los franceses no varían
su posición y Pedro dice que prefiere no correr,
pero Ricardo lo convence de que al menos uno de los dos
no haya hecho el viaje en vano. Chinetti busca un piloto
competente para acompañar a Pedro y los organizadores
sugieren a José Behra, hermano menor del as galo
Jean Behra.
José y su esposa, Nicole estaban comiendo cuando
llega un oficial del ACO a proponer que corra con “un
mexicano” en un TRC500 del NART. En principio, a José
no le hace gracia la idea, pero en los fosos son presentados
y, de inmediato, Pedro y Ricardo le dicen ‘Pepe’
y hay un entendimiento como si se hubieran conocido de toda
la vida. Como condición José decide que quiere
ver los tiempos de Pedro antes de aceptar la oferta de correr
con él y en la sesión de la tarde se sube
y marca un crono cercano a los cuatro y medio minutos como
referencia; Pedro da 10 vueltas acercándose a poco
más de un segundo del francés y se baja muy
satisfecho, pero José le dice: “Un segundo
no es mucho en una vuelta pero en 24 horas es como casi
dos vueltas, necesitas mejorar, apretar más el acelerador
y ser más rápido”, y le baja los humos.
Luego le explica algunos puntos de la pista y lo vuelve
a subir; Pedro da otras 10 vueltas ya está en el
tiempo de José, quien le dice a Chinetti que tiene
un futuro campeón en sus manos y agrega que, “Pedro
tiene mucha sangre fría para un muchacho tan joven”.
El
jueves vuelven a ir a la pista y Pedro practica un poco
en la tarde y noche pues las reglas así lo estipulan;
para ellos es muy interesante ver a más de 20,000
personas en plena noche en las tribunas, más que
en la mayoría de las carreras en México, y
esto apenas es el entrenamiento previo. José les
presenta a su hermano y Ricardo y Pedro lo sorprenden al
decirle que lo vieron en México en una de las Panamericanas
y que se acuerdan bien de él. Se establecen buenos
nexos y cuando ya avanza la plática, ya en confianza,
Jean los sorprende con su truco de quitarse la oreja derecha
que es de plástico, pues perdió la natural
en un accidente. Se llevan bien y Jean está muy agradecido
de que su hermano vaya a correr con Pedro, pero en lo personal
le dirá a su José que la responsabilidad de
la carrera va a recaer sobre sus hombros pues ve muy verde
al joven mexicano. En las pruebas Pedro vuelve a ser igual
de rápido que Behra al marcar poco más de
cuatro y medio minutos, aunque no establecen su mejor tiempo
pues quieren cuidar el auto ya que arrancarán en
el sitio 22 por el motor de dos litros. Mientras tanto,
Ricardo se acomide a lo que se necesite y vaga como alma
en pena al ver pasar los autos sin poder subirse, sabiendo
que es mejor que la gran mayoría de los pilotos presentes.
El mejor tiempo lo hace el Aston Martin, de Stirling Moss,
al marcar 4 minutos y 7 segundos, a más de seis segundos
del Ferrari más rápido. El viernes no hay
entrenamientos y ellos aprovechan para irse con los Behra
a pasear por la ciudad de Le Mans, que está atestada
de turistas, y se retiran temprano a dormir.
El
sábado los Rodríguez se van a misa temprano,
desayunan y están antes de las 11:00 en la pista
para revisar el TRC500. Los principales favoritos son 10
autos Ferrari, todos Testa Rossa, tres oficiales y siete
privados. Hay oposición de Maserati, Jaguar, Lister
y Aston Martin. En la categoría de hasta dos litros,
aparte del TRC500 de Pedro destaca el Porsche 1600 Spyder
de Jean Behra/Herrmann. En total hay 55 autos que son sacados
a los fosos desde el mediodía.
Poco
después, Pedro almuerza ligero con la familia y los
Behra aunque no le toca arrancar. Unos minutos antes del
comienzo de la carrera sus padres le dan la bendición
y también a Ricardo, por costumbre pues él
no corre, y se van a sus lugares. Ricardo se queda en los
fosos con Pedro y le desean suerte a José que se
calza el casco y se va a colocar frente al auto para la
salida. Cuando se da el banderazo es Stirling Moss el que
corre más rápido, brinca a su auto y arranca
para tomar la punta en su DBR1 por casi un cuarto de kilómetro
de ventaja sobre Tony Brooks, quien conduce el primer Testa
Rossa; para la primera vuelta el auto británico es
seguido por cuatro autos rojos -Hawthorn, Von Trips, Brooks
y Gendebien- y el Jaguar de Hamilton. Moss parece ser la
liebre que sale a ser cazada y los Ferrari le siguen el
paso a una velocidad superior a la de los entrenamientos.
Behra toma su ritmo y se coloca entre los primeros 30 peleando
el segundo lugar de su categoría, pues el Porsche
de su hermano va muy adelante, en la lucha por el décimo
sitio. José va atrás del Porsche de Colas
y adelante de los Lotus de Ireland y Frost, mientras los
AC Bristol van un poco más alejados, pero los Porsche
de la categoría inferior se mezclan con los autos
de dos litros y son, a ratos, más veloces.
Transcurren
30 vueltas en poco más de dos horas y finalmente
los autos empiezan a parar a recargar, pues por regla no
pueden hacerlo antes de esa distancia. Moss ni siquiera
llega a recargar porque su máquina vuela en la recta.
Hawthorn es el primero en cambiar piloto y cede el volante
a Collins, pero una tormenta cae en cuanto el inglés
sale a la pista. Pedro toma el volante del Ferrari y va
colocado en el sitio 24 justo detrás de una tercia
de Porsche, los de Barth, De Beaufort y Colas, y delante
de los Lotus y el Ferrari de Gómez Mena, quien se
ha atrasado por un trompo. Jean Behra sigue de líder
en la clase y entre los 10 primeros y no va a ser fácil
de alcanzar, pero Pedro pone manos a la obra y maneja muy
bien en la lluvia, ante la sorpresa de todos, incluso del
propio Ricardo. Dan las 8:00 horas con la noche arribando
en medio de la neblina y la lluvia y Phil sigue adelante
con el alemán Seidel, a un minuto, y Hamilton, a
casi cuatro, tras 52 giros al largo circuito de más
de 13 kilómetros; Pedro, en el TRC500 spyder, sufre
la inclemencia del tiempo, pero ya está en el sitio
20, atrás de los Porsche y adelante de los Lotus
y los AC Bristol que se acercan. Poco después deja
el volante en manos de José nuevamente.
Pedro quiere tomar algo de cenar y se van todos los Rodríguez
a un restaurante junto a los fosos. Mientras ellos cenan,
sin Nicole que se ha quedado tomando los tiempos a su marido,
en la pista la lluvia ha provocado un gran accidente pues
el francés ‘Mary’ (en realidad apellidado
Brousselet) se pasa de la frenada en el puente Dunlop, se
sale y se voltea regresando al pavimento de cabeza. Antes
de que cualquier auxilio llegue el TR de Kessler, quien
va en quinto sitio, arriba y se encuentra el auto en la
trayectoria y lo impacta de lleno. El choque mata al francés
y provoca que el Ferrari se incendie aunque Kessler sale
antes de que el fuego invada la cabina. Lo llevan al hospital
y luego regresará con lesiones leves a los fosos
a ver el final de la carrera.
En la punta Phil cede el volante a Gendebien, quien procede
a aumentar la ventaja sobre Von Trips, Bueb y Brooks, mientras
Jean Behra está ya en quinto. José sufre un
patinón en Mulsanne al llegar demasiado rápido,
pero se va por el escape en vez de forzar la curva y caer
a la arena como otros. El Maserati de Godia lo imita segundos
después y para las 10:00 de la noche, con una cuarta
parte de la carrera completada, José ya está
en el sitio 14 todavía batallando con el Porsche
de Colas y el Maserati de Martin/Tavano.
Hawthorn ha repuntado una vez que le arreglan el embrague
y está de nuevo entre los diez primeros, pero José
va perdiendo terreno en la lluvia y aunque hay varios abandonos
ha caído atrás de los AC Bristol y del Peerless
en su categoría, siendo decimosexto a la medianoche.
Pedro retoma el auto poco después, pero hay alguna
causa que provoca que el motor se sobrecaliente y, aunque
maneja rápido, no recupera mucho terreno pues el
auto ha perdido potencia y muestra una abolladura en el
frente, probablemente afectando al radiador. Para Ferrari
la situación empieza a ponerse difícil cuando
Seidel se sale en Arnage y deja el auto atascado en la arena
y Gendebien es llamado al relevo de Phil Hill para tratar
de disminuir la ventaja de Hamilton. Behra sigue quinto
en su Porsche pues lo ha alcanzado el Aston de los Whitehead;
Hamilton empieza a quedarse y, en la madrugada, Gendebien
toma la punta sin problemas, con Brooks tercero, en otro
Aston, y el siguiente Ferrari va noveno, Hawthorn. Pedro
anda mejor en la lluvia y vuelve a acercarse a sus rivales,
mientras Collins abandona su Ferrari en el circuito antes
de la 3:00 de la mañana con lo cual Hugus, en el
Testa Rossa de NART, hereda su sitio; luego es Gendebien
quien se detiene en los fosos, pero solamente se trata de
verificar un ruido y retorna a la lid. Pedro marcha en el
sitio 14 alcanzando al Maserati de Godia, pero sin lluvia
y con la pista secándose, sus problemas de sobrecalentamiento
regresan y abandona poco antes de cumplir media carrera.
Don Pedro y Ricardo lo esperan para llevarlo a dormir al
hotel donde ya descansa su mamá desde algunas horas
antes; en el camino Pedro les repite que con un auto mejor
podría ir por la victoria general y, obviamente,
con Ricardo de copiloto. José se queda en los fosos
pues su hermano ya está en cuarto atrás de
Gendebien, Bueb y Brooks habiendo rebasado nuevamente al
Aston de los Whitehead. La lluvia regresa en la mañana
y el Ferrari pierde la ventaja de su motor de mayor caballaje.
Herrmann se detiene a cambio de piloto y pierde el tercer
sitio, pero Behra lo recupera pronto aunque debe detenerse
a ajustar los frenos y es rebasado por los Whitehead; retoma
el tercero antes de las 9:00 de la mañana cuando
las tribunas empiezan a llenarse nuevamente. Sin embargo,
su auto sigue con problemas de frenos y le tienen que cambiar
el tambor de la parte delantera izquierda y no tiene forma
de recuperar los cinco minutos perdidos, por lo que Peter
Whitehead se instala en el tercer sitio. Gendebien mantiene
su posición, 100 metros detrás del Jaguar
de Hamilton, pero casi dos vueltas adelante; circula al
ritmo de sus rivales y conserva su máquina.
En los fosos de Ferrari hay un poco de preocupación
pues amenaza lluvia nuevamente, pero justo antes del mediodía
Hamilton se sale de la pista en Arnage al dar un volantazo
para evitar a un auto muy lento y se lastima la pierna además
de dañar el Jaguar y retirarse. Phil encabeza la
carrera con 257 vueltas y más de 13 de ventaja sobre
el Aston privado de los hermanos Whitehead, mientras Jean
Behra vuelve al tercer sitio con dos giros de desventaja
sobre el auto privado y así siguen hasta el final,
siendo primero Phil y Olivier en 305 vueltas y el de los
Whitehead queda a 12 de distancia, segundo igual que en
1955; el OSCA de Davis/De Tomaso gana su categoría,
sitio 11, y el Índice de Desempeño, que tiene
un premio igual al del absoluto. Después de felicitar
a los vencedores de Ferrari, los Rodríguez platican
un rato con De Tomaso y como ya Ricardo ha tenido un OSCA
y la actuación de Alejandro los ha impresionado mucho
deciden que podrían comprar otro para algunas carreras
en 1959 y quedan de contactarse durante el segundo semestre
del año para planear algo.
Para los Rodríguez la experiencia ha sido excelente,
aunque están algo molestos de que no hayan permitido
participar a Ricardo, sobradamente mejor que la mayoría
de los que compiten, pero las reglas son las reglas y no
hay gobernador que ayude en esta ocasión, como en
México. Y prometen regresar para correr juntos en
1959.
© Carlos Eduardo Jalife Villalón/SHRAC 2008
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