Histórica
023
Octubre de 2006
Por Carlos E. Jalife Villalón
Willy Mairesse
, bravo entre bravos
Hay
pilotos que nunca consiguieron un campeonato, pero la gente
los recuerda por alguna característica especial.
En el caso del belga Willy Mairesse, nacido en Momignies
el 1 de octubre de 1928, esa peculiaridad fue su bravura.
Tras la interrupción de la II Guerra Mundial, Willy
empezó a manejar autos y debutó profesionalmente
en 1953 y tres años más tarde, con su espectacular
estilo que no conocía límites, ya ganaba la
clásica Lieja-Roma-Lieja a bordo de un Mercedes 2300SL
y el Equipe Nationale Belge (ENB) lo acogió para
debutarlo en 1958 en Le Mans, donde sufrió su primer
gran accidente.
En 1959 sostuvo una gran batalla en el Tour de France contra
Olivier Gendebien, uno de los grandes pilotos de autos Sport
y fue batido por unos segundos tras protagonizar una remontada
épica en las Colinas (Cols) de la frontera con Italia,
que llamó la tención de Ferrari, quien lo
contrató par 1960, primero en autos Sport y luego
en F1, donde empezó como probador.
Logró un tercer sitio en el GP de Italia en 1960,
su único podio de F1, y ganó el Tour de France
ese año y el siguiente, la Traga Florio en 62 con
Ricardo Rodríguez y Gendebien, y los 1000 Kilómetros
de Nürburgring en 1963, pero también sufrió
grandes accidentes como el choque con Trevor Taylor en el
GP belga de 1962, que terminó con un poste derribado
y su Ferrari en llamas, aunque él solamente sufrió
quemaduras leves. En 1963 chocó cuando lideraba las
24 Horas de Le Mans y su Ferrari se incendió, por
lo que una sombra se cernió sobre su carrera y en
el GP alemán de 1963 otro accidente lo apartó
de las pistas y Ferrari le canceló el contrato. Su
estilo de perseverar contra las condiciones de la pista
y del auto, sin bajar la velocidad o rendirse jamás,
le costó el contrato, pues muchos autos se fueron
a la basura en sus accidentes. Sin embargo encontró
paz fuera de las pistas, una mujer que lo amaba y tuvieron
un par de críos que crecían bajo la sombra
del piloto.
Siguió corriendo, pero tenía un aura de mala
suerte y sus carreras fueron quedando reducidas a llamadas
esporádicas del ENB, aunque todavía en 1966
ganó la Targa para Porsche. Tuvo una última
oportunidad de rehacerse en Le Mans en 1968, sobre un GT40,
pero en la arrancada la puerta quedó mal cerrada
y se abrió en la recta causando un accidente brutal,
del cual apenas sobrevivió.
Un año después, sin poder regresar a su único
amor en la vida, las pistas, su esposa se separó
de él y se llevó a sus hijos, pues temía
que sus bruscos cambios de carácter pudieran causar
una tragedia y la familia trató de internarlo en
una clínica de recuperación, mientras él
se consumía lentamente. Finalmente, el bravo de bravos
no pudo vivir más y se suicidó en un motel
de Ostende, balneario belga al final de septiembre de 1969.
Su familia lo llevó de regreso a Momignies, donde
descansa en el cementerio local.
© CEJV/SHRAC 2006
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