Histórica
014
Mayo de 2005
Por Carlos E. Jalife Villalón
Breve Historia
del Automovilismo Deportivo en Monterrey
El automovilismo
deportivo en Monterrey fue realmente ocasional, o sea, sin
organización formal, pese a los esfuerzos del señor
Rimoldi y su Club Fortingos (carros construidos ex profeso
para carreras sobre bases de Fords viejos), hasta 1970 cuando
se abre el Autódromo Monterrey (frente al Aeropuerto
del Norte) por parte del empresario y ex piloto Filiberto
Jiménez. Eso motivó a los pilotos locales
a profesionalizarse y fue el parteaguas de la aportación
norteña al automovilismo mexicano. Y todo hecho sin
ayuda gubernamental, por el entusiasmo, o capricho dirán
otros, de un hombre.
Ya con un autódromo, empiezan a venir pilotos de
diversas partes del país a correr y su principal
competencia se vuelve los 500 Kilómetros de Monterrey
que atrae a los autos más poderosos de la nación
y a algunos de las zonas fronterizas de EUA, principalmente
tejanos. Es también en ese principio de la década
de los setenta cuando surge el primer gran piloto regiomontano,
Rodolfo Junco, quien destaca por sus excelentes actuaciones
en la Fórmula B (equivalente a la Fórmula
2 europea) y se internacionaliza corriendo con otro piloto
nacional, Freddy van Beuren, en las competencias de IMSA
en EUA, en un Chevron. Sin embargo, su carrera se trunca
por cuestiones familiares y pasan unos años sin un
piloto regiomontano que destaque a nivel nacional hasta
que empieza a surgir el hijo de Filiberto, Gilberto Jiménez,
quien a bordo de un Mazda pelea contra autos más
grandes en las categorías nacionales y finalmente
empieza a imponerse en competencias diversas a nivel nacional.
Aquí, su equipo American Wheels es dirigido desde
1984 por el preparador Rodolfo ‘Capi’ Martínez,
quien se convertirá en el mejor preparador mexicano.
Gilberto es subcampeón 1984 de la Fórmula
K, la categoría más veloz de México,
y para el año siguiente se impone en el campeonato.
En paralelo, hay un piloto que ha estado en receso virtualmente
desde 1972, Gerardo –Plátano- Martínez,
hermano del ‘Capi’, que corrió en la
inauguración del Autódromo y para 1985 hace
equipo con Gilberto y juntos ganan los 500 Kilómetros
de Monterrey. En 1986 Gerardo también corre como
segundo piloto del equipo American Wheels en la FK y queda
tercero en el campeonato, batiendo, entre otros a Adrián
Fernández, cuarto en el campeonato, pero cediendo
ante Gilberto, quien se corona bicampeón. Sin embargo,
en 1987 los hermanos Martinez García fundan su propio
equipo, el Martiga, cuando Gilberto se va a Europa a correr
en las series de F3 del continente. Gerardo se corona campeón
en 1987, y su coequipero, también regiomontano, Oscar
Manautou, es tercero, mientras que en quinto sitio, defendiendo
los colores del American Wheels está el joven César
Tiberio Jiménez de 17 años de edad, hermano
menor de Gilberto. Éste último en Europa obtiene
resultados decentes, aunque sin patrocinio tiene que terminar
su incursión y regresar a México. Manautou
es hermano de otro piloto, Armando, quien es más
conocido por ser campeón de arrancones, o cuarto
de milla, el cual se ha ido desarrollando desde el Autódromo
de Monterrey para convertirse en un campeonato nacional.
En 1988 el campeón nacional de la FK es Oscar Manautou
venciendo a Gerardo que es segundo y César Tiberio
es cuarto. Es la época de dominio de los pilotos
regiomontanos en la escena nacional, y aunque César
se va a Europa a correr como substituto de Mika Hakkinen
en la Fórmula Lotus en 1989, Gerardo vuelve a quedar
campeón y Manautou es tercero.
Y mientras todo estos sucede en las pistas, DIPSA ha creado
el campeonato nacional de Cuarto de Milla, más conocido
como los arrincones, que se ha popularizado a lo largo y
ancho del país, incluso teniendo alguna fecha con
la National Hot Rod Association que manda en esa disciplina
en Estados Unidos, y bajo la dirección de Doris Jiménez,
una de las hijas de don Filiberto, lo engrandece hasta abarcar
llos puntos de la república ne donde hay afición.
Y muy importante para propiciar que se corra en los autódromos
y no las calles es la instauración de “picas”
o arrancones de media semana donde cualquiera puede participar
e iniciarse en el deporte además de quitarse las
ganas de ver que se siente ser piloto. Hasta la fecha la
modalidad con más licencias en la Federación
de Automovilismo es la de ¼ de Milla, siempre regida
desde Monterrey.
1990 es un año de cambios, nace la Superfórmula
con los viejos autos de la Fórmula K mejorados, pero
también comienza la Fórmula Tres Internacional,
torneo de la zona NACAM-FIA, que corre por vez primera como
preliminar en el Gran Premio de México y es apadrinada
por Ayrton Senna. César Tiberio ha regresado a las
pistas mexicanas y queda tercero en la Superfórmula
-en donde el campeón es otra vez Gerardo Martínez-
y queda quinto en la F3 Internacional. En 1991 Gerardo repite
en el título pero esta vez su coequipero es otro
norteño, Rafael Martínez, quien queda subcampeón
y César vuelve a ser tercero. César también
queda tercero en la F3 Internacional, en la cual sale campeón
Adrián Fernández. Para 1992, se produce el
debut en monoplazas a los 15 años de edad, de Gerardo
Martínez II, prontamente apodado el “Dominico”,
quien se integra al equipo Martiga de la Superfórmula
y consigue el título de novato del año mientras
su padre tripite como campeón. Gerardo II ya era
campeón de karts en la clase 100 c.c. y tiene un
hermano menor, David, nacido en 1981, que es campeón
de la clase Junior I en 1992 por segundo año consecutivo.
En la F3 Internacional, el campeón es César
Tiberio, quien para 1993 emigrará a la serie Indy
Lights de EUA, compitiendo en 10 carreras con un equipo
propio, aunque se repetirá la historia de la falta
de patrocinios y eso lo hará regresar a México
antes de tiempo.
La Superfórmula se acaba y el equipo Martiga emigra
a la Copa Marlboro, la F2 Mexicana, en donde en su primera
temporada Gerardo es el subcampeón pero el equipo
es el campeón del año al colocar a su otro
piloto, Fernando Plata, en tercer sitio, mientras que el
‘Dominico’ es el novato del año en la
F2. Para 1994 el equipo repite como campeón e inclusive
logra un inigualado antes 1-2-3 en pistas mexicanas con
Gerardo, Fernando y Gerardo II en la pista de, precisamente,
Monterrey y al terminar el año Plata es el campeón
y Gerardo cae al tercer sitio, pero Gerardo hijo fallece
en un accidente de carretera, como pasajero. Todo México
llora al prometedor piloto, y aún Adrián le
rinde homenaje en su casco.
Pero el equipo Martiga sigue y obtiene otro campeonato por
equipos en la F2 en 1995, con Plata de subcampeón
y Gerardo cuarto en las listas al final de temporada, e
inclusive prueba fuera de las fronteras para correr en Indy
Lights y pasa la prueba de novato fácilmente, aunque
el patrocinio no se materializa. Rafa Martínez obtiene
un subcampeonato y seguirá siendo un piloto de punta
pero sin lograr campeonatos en lo que resta de la década.
En 1996 los autos de la F2 se convierten en preliminares
de la nueva estelar mexicana, la F3000, y David da el salto
a los 14 años de edad, para coronarse campeón
de esta pre-estelar. Su padre participa cada vez menos en
las carreras como piloto y empieza a enfocarse a dirigir
el Martiga pero los Jiménez, Gilberto y César,
han retornado a las pistas con nuevos bríos y pelean
el campeonato de F3 Internacional en esos años hasta
1997. David debuta precisamente en 1997 en la F3000 y es
novato del año pero en 1998 prueba fortuna fuera
de México en la serie Barber Pro y en su única
carrera ocupa el quinto sitio antes de sufrir un despiste
en el aeródromo de Cleveland. En México ha
nacido otra serie de monoplazas, impulsada desde Monterrey
por Filiberto Jiménez, la de la Indy Lights Panamericana
o Fórmula de las Américas, que terminará
el año con una excursión a Argentina. Gilberto
ha colgado el casco para dedicarse a su fábrica de
rines Carusi, pero César sigue en los autos y corre
esta serie terminando como el mejor piloto mexicano en estos
autos de motores de 500 caballos de fuerza. Por su parte
David ha incursionado en la F3 Mexicana, en la cual corre
las tres carreras finales del año obteniendo dos
podios.
En 1999 hay más pilotos regiomontanos en las parrillas,
pero destacan dos: Rudy Junco, hijo de Rodolfo, y Toño
Coello, proveniente del kartismo, donde ha librado grandes
batallas con David. Estos pilotos corren en la ILP y tienen
resultados respetables, donde César gana una carrera
y vuelve a ser el mejor mexicano en esta serie. En la F3
Mexicana sobresale David que termina cuarto y es nombrado
novato del año con dos victorias en su cuenta en
el equipo Martiga manejado por su padre. En el último
año del siglo, Rudy Junco se internacionaliza con
el equipo Mexpro manejado por su padre y Gustavo del Campo,
legendario preparador del equipo GO. Rudy corre en la Indy
Lights conociendo las pistas y sacando algunos puntos. En
México en la ILP, Toño Coello es el mejor
piloto mexicano, sucediendo a César que tiene un
accidente que lo mantiene alejado de las pistas una temporada.
En la F3 Internacional y su preliminar la Fórmula
Reynard, surgen otros valores emanados del kartismo regiomontano,
los hermanos Iván y Christian Castaños, que
tiene buenas actuaciones en sus autos. David repite su cuarto
sitio, con una temporada incompleta, en la F3 Mexicana del
año 2000 y la nueva generación de pilotos
parece estar lista para tomar el lugar de César,
incluyendo a su sobrino Gilbo Jiménez, hijo de Gilberto,
quien debuta en la F3 Internacional con un podio en su primera
carrera en el Autódromo Hermanos Rodríguez.
Rafa Martínez termina otra vez segundo, en la serie
Mustang, y suma otro subcampeonato a su historia.
En el 2001, Rudy corre su segunda temporada de Indy Lights,
con mejores resultados, peleando los podios constantemente,
pero al final del año con la desaparición
de la categoría Rudy anuncia que se concentra en
sus estudios de Economía quedando en el aire el futuro,
y no retornará a las pistas. David termina cuarto
nuevamente con otra temporada incompleta, pero ahora ha
firmado para el equipo Dynamic Racing de SLP que al final
del año anuncia que estará en la Fórmula
Atlantic para el 2002, con David como piloto, aunque el
patrocinio tampoco se concreta y no suben. Toño Coello
acaba tercero en el campeonato de la ILP, otra vez el mejor
mexicano, y César Tiberio regresa a las pistas con
muchas posiciones de privilegio pero fallas en carrera que
eliminan su auto. Gilbo se corona campeón de la F3
Internacional en su primera temporada completa, a los 16
años de edad, caso único dentro de esta serie
a nivel mundial, y a principios del 2002 anuncia que va
a Inglaterra a hacer carrera en la Formula Ford con el equipo
del ex F1 Martin Donelly. Ahora su substituto será
su primo Javier González quien acaba entre los primeros
en su año debut en la Fórmula Reynard. Y Rafa
Martínez, el eterno subcampeón, vuelve a quedar
segundo, en la serie Mustang.
Para 2002, Finalmente Rafa consigue el esperado momento
de declararse campeón de Mustang, y una vez que sabe
como es la cosa no soltará el título en las
siguientes dos temporadas, llegando incluso a debutar en
la serie Busch de NASCAR en 2005. Mientras tanto, con el
ocaso de los monoplazas en México, David empezó
a incursionar en serie fuera del país, tras coronarse
en la F3 Mexicana, y de inmediato consiguió la primera
viuctoria mexicana en la Barber Dodge, en Monterrey 2003,
y probo suerte en Europa en la FRV6, siendo el mejor mexicano
en ambas ocasiones, lo cual le dio la oportunidad de llegar
a la Fórmula Atlantic en 2005, en la cual lleva ya
dos podios en el año, con un equipo completamente
nuevo, emergido de las cenizas del poderosos Dorricott,
y seguramente está cercano su debut en la Champ Car.
Y como el ave fénix, César Tiberio regresó
a la serie premier de autos turismo, las camionetas ovaleras,
que en 2004 se transformaron en el Desafío Corona
que pronto será la NASCAR México. Y tras una
gran batalla en 2002, para 2003 se coronó campeón,
demostrando que sigue siendo uno de los pilotos más
completos que ha dado México, aunque para 2004 los
patrocinios escasearon y solamente obtuvo un triunfo, precisamente
en el óvalo de Monterrey, en una temporada incompleta.
Ahora, se ha centrado en promover nuevos pilotos y organiza
los campeonatos de karts y vochos de la empresa familiar,
tomando por derecho propio el lugar de don Fili como promotor
y pasando a las nuevas generaciones la factura de mantener
el prestigio norteño en el automovilismo mexicano.
Y los Martínez se dedican a formar pilotos que pronto
veremos en la arena internacional, emanados de esos mismos
campeonatos de karts que promueven los Jiménez.
Los nombres y apellidos no son muchos ni muy variados, pero
las historias de éxito de sus pilotos son continuas.
Factores como la consistencia a los largo de los años,
organización profesional a ultranza y deportivismo
en la pista son algunos de los que han propiciado este éxito
en los pilotos y equipos de Monterrey. Además, la
capital regiomontana es también la capital mexicana
del Cuarto de Milla en el cual sus pilotos no tienen competencia
y tiene el evento internacional de kartismo más grande
de México, que se repite cada año desde principios
de la década pasada. Hay diversidad y calidad en
una historia que indudablemente seguirá creciendo
con los éxitos futuros de los pilotos regiomontanos.
© CEJV/SHRAC 2005
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