1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán

Histórica 009
Enero de 2004
Por Carlos E. Jalife Villalón

La evolución de la nariz de los autos de Fórmula Uno

En la búsqueda de la aerodinámica perfecta, que los haga más rápidos, los autos de Fórmula Uno han ido cambiando su frente a través de los años. Originalmente ahí se ponían los radiadores para aprovechar el flujo de aire y al ir parados tenían un efecto malo en la aerodinámica, por lo que poco a poco se fueron inclinado al perfilar los autos y luego, con el motor trasero a fines de los años 50s se pudieron inclinar más.
Pero el cambio no era suficiente y luego vinieron los alerones (alas invertidas) que se colocaron adelante de las ruedas delanteras y sobre la suspensión trasera a fines de 1967 para crear una zona de presión que proporcionaba agarre aerodinámico. La evolución natural a principio de los 70s fue hacia alerones integrados en la nariz del auto, por lo que los radiadores, que ocupaban esa posición, fueron cambiados a los pontones laterales permitiendo bajar la trompa de los autos y volverlos menos resistentes al aire, aunque hubo ejemplos del uso de los radiadores en los alerones como el Brabham BT34, el famoso “tenazas de langosta” que no prosperó aunque le dio su último triunfo en la F1 a Graham Hill en 1971.
Los alerones se hicieron cada vez mayores hasta que fueron reglamentados en largo, ancho, alto y posicionamiento, quedando colocados dentro de la carrocería sin poder exceder las dimensiones de los autos en esos tres aspectos (o sea, no ser más altos que la parte más alta de la carrocería, excluida la toma de aire, o más ancho que las parte exterior de las llantas o más largos que el final de la transmisión motor localizada en el eje trasero. Y luego vino la revolución de Colin Chapman de Lotus, de hacer que su auto fuera un alerón completo, el afamado ‘wing car’ Lotus 79, que derivó en un auto con alerón corrido.
Pero las reglas lo hicieron obsoleto y con los fondos planos se prohibió ese camino, por lo que tras muchos ensayos en el túnel de viento, el Dr, Harvey Postlethwaite, director técnico de Tyrrell, presentó en el modelo 019 una nariz de “bigotes de gato”, elevada permitía mejorar el flujo del aire y optimizar el agarre necesario para curvear más rápido –tomando en cuenta que la velocidad tope de los autos que es de alrededor de 350 kph no ha variado significativamente desde hace medio siglo y las mejoras han sido en la velocidad en las curvas.
Esta nariz se usa, con variaciones, hasta la fecha, cada vez más estrecha, aunque ahí el limitante es el movimiento de los pies de los pilotos. Pero con el nuevo Williams FW26 se innova al colgar el alerón de la trompa pero recortándola, para mejorar aún más el flujo sin perder el agarre. Este auto ya recibe el nombre de ‘colmillos de elefante’ y podría ser otra revolución en la F1, pero si no funciona será el regreso a los bigotes de gato con sus diversas evoluciones como los conocemos hasta la fecha.
© CEJV/SHRAC 2004