Histórica
009
Enero de 2004
Por Carlos E. Jalife Villalón
La evolución
de la nariz de los autos de Fórmula Uno
En la búsqueda
de la aerodinámica perfecta, que los haga más
rápidos, los autos de Fórmula Uno han ido
cambiando su frente a través de los años.
Originalmente ahí se ponían los radiadores
para aprovechar el flujo de aire y al ir parados tenían
un efecto malo en la aerodinámica, por lo que poco
a poco se fueron inclinado al perfilar los autos y luego,
con el motor trasero a fines de los años 50s se pudieron
inclinar más.
Pero el cambio no era suficiente y luego vinieron los alerones
(alas invertidas) que se colocaron adelante de las ruedas
delanteras y sobre la suspensión trasera a fines
de 1967 para crear una zona de presión que proporcionaba
agarre aerodinámico. La evolución natural
a principio de los 70s fue hacia alerones integrados en
la nariz del auto, por lo que los radiadores, que ocupaban
esa posición, fueron cambiados a los pontones laterales
permitiendo bajar la trompa de los autos y volverlos menos
resistentes al aire, aunque hubo ejemplos del uso de los
radiadores en los alerones como el Brabham BT34, el famoso
“tenazas de langosta” que no prosperó
aunque le dio su último triunfo en la F1 a Graham
Hill en 1971.
Los alerones se hicieron cada vez mayores hasta que fueron
reglamentados en largo, ancho, alto y posicionamiento, quedando
colocados dentro de la carrocería sin poder exceder
las dimensiones de los autos en esos tres aspectos (o sea,
no ser más altos que la parte más alta de
la carrocería, excluida la toma de aire, o más
ancho que las parte exterior de las llantas o más
largos que el final de la transmisión motor localizada
en el eje trasero. Y luego vino la revolución de
Colin Chapman de Lotus, de hacer que su auto fuera un alerón
completo, el afamado ‘wing car’ Lotus 79, que
derivó en un auto con alerón corrido.
Pero las reglas lo hicieron obsoleto y con los fondos planos
se prohibió ese camino, por lo que tras muchos ensayos
en el túnel de viento, el Dr, Harvey Postlethwaite,
director técnico de Tyrrell, presentó en el
modelo 019 una nariz de “bigotes de gato”, elevada
permitía mejorar el flujo del aire y optimizar el
agarre necesario para curvear más rápido –tomando
en cuenta que la velocidad tope de los autos que es de alrededor
de 350 kph no ha variado significativamente desde hace medio
siglo y las mejoras han sido en la velocidad en las curvas.
Esta nariz se usa, con variaciones, hasta la fecha, cada
vez más estrecha, aunque ahí el limitante
es el movimiento de los pies de los pilotos. Pero con el
nuevo Williams FW26 se innova al colgar el alerón
de la trompa pero recortándola, para mejorar aún
más el flujo sin perder el agarre. Este auto ya recibe
el nombre de ‘colmillos de elefante’ y podría
ser otra revolución en la F1, pero si no funciona
será el regreso a los bigotes de gato con sus diversas
evoluciones como los conocemos hasta la fecha.
© CEJV/SHRAC 2004
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