Histórica
008
Diciembre de 2003
Por Carlos E. Jalife Villalón
Los hijos de
los tigres que ya mostraron sus rayas, como Damon y Jacques
En un artículo
anterior mencionábamos a los pilotos de segunda generación
con posibilidades de ir a la F1 en un futuro cercano (Nico
Rosberg, Nelsinho Piquet y Mathias Lauda), pero ellos no
son los pioneros, hay otros que ya han llegado antes y han
mostrado sus rayas como hijos de tigres. Los más
destacados son dos y pertenecen a familias de rancio abolengo,
Hill y Villeneuve.
• Damon Hill: Una de las biografías más
intensas en la historia de la Fórmula 1 es la de
Damonl, quien perdió a su padre a los 15 años,
tras un accidente aéreo en el que Graham estrelló
la avioneta que pilotaba y en la que viajaban seis miembros
de su equipo. Hill padre fue bicampeón mundial, en
11962 con BRM y en 1968 con Lotus, además de ser
el perenne embajador del deporte. Acababa de fundar una
escudería, la Hill obviamente, y por un error no
renovó el seguro del aparato. Las familias de los
fallecidos, entre ellos el prometedor Tony Brise, demandaron
a la familia del bicampeón del mundo y la sentencia
exigió una compensación que arruinó
a la familia Hill. La tragedia marcó de por vida
a un Damon adolescente que era un joven bastante pasado
de vueltas y que tocaba en un grupo punk llamado ‘Sex,
Hitler and hormones’. Damon culpaba a su padre por
la difícil situación en la que quedaron él
y su madre, aunque también heredó el vicio
de la velocidad. Damon llegó a tal extremo que se
negaba a correr en coches y decidió inclinarse por
las motos para distinguirse del progenitor al que no perdonaba.
Compró una Yamaha de 350, costeada con un empleo
de mensajero o a veces hasta de albañil. Se dedicó
a dar tumbos en competiciones locales hasta que cuando ya
tenía 25 años, casado, con un hijo con retraso
mental y hasta el cuello de deudas su madre utilizó
las amistades que le quedaban en el mundillo automotor y
logró que le dieran el volante de un monoplaza en
la Fórmula Ford británica. Sus actuaciones
fueron bastante discretas, pero de allí pasó
a la F3 en las que tampoco triunfó y luego a la F-3000,
con nada menos que 28 años. A pesar de estar en mitad
de la tabla, Frank Williams, le presto atención y
su ojo clínico tampoco le falló esa vez. Ante
la sorpresa de muchos decidió darle un puesto de
probador en su equipo a una ‘promesa’ de 30
años. No contento con eso, en 1994, Williams le ofreció
uno de sus volantes para toda la temporada. Su compañero
iba a ser Ayrton Senna, recién llegado a Grove y
que murió en la cuarta carrera de aquel año.
Hill tomó el relevo y estuvo a punto de ganar aquel
campeonato a Michael Schumacher, cosa que no logró
hasta 1996, con 36 primaveras. Luego se fue a Arrows y casi
les dio su primer triunfo y ganó con Jordan, para
finalmente retirarse. Damon nunca fue Míster Montecarlo,
como su padre, pero fue un más que digno sucesor
y un buen guitarrista (tocó en una rola con Def Leppard)
y piloto de motos.
• Jacques Villeneuve: hijo del legendario Pilles,
muerto en Ferrari en Zolder en 1982, pero reverenciado como
el piloto más arrojado de la historia, poseedor de
un control casi infrahumano, Jacques creció alejado
de los autos hasta que en su adolescencia los amigos de
su padre, y su tío Jacques, corredor de CART y de
otras series, le dieron una prueba en un kart y vieron que
tenía algo de las rayas que su padre ostentaba en
su casco. Lo subieron a categorías como Fórmula
Ford, Atlantic, F3 en Japón y luego a CART, buscando
apartarlo de la presión que seguramente seguiría
a cualquiera que fuera hijo de Gilles. En América
con CART se convirtió en novato del año, ganó
la Indy 500 y el campeonato en 1995 antes de emigrar a la
Fórmula Uno en 1996 con Williams, una escuadra inglesa
en la que su padre nunca corrió. Ahí lo emparejaron
con Damon Hill, y en su primera carrera quedó segundo,
liderando parte de la prueba y terminó el campeonato
batido por su coequipero Damon, del cual se desquitó
en 1997 con un triunfo que lo proclamó campeón
mundial logrando algo que su padre no obtuvo. Pero como
la mayoría de los pilotos de Williams, partió
del equipo por disputas monetarias y se fue, impulsado por
su manejador Craig Pollock a fundar la British American
Racing (BAR), con apoyo de chasises de Reynard y patrocinio
de la tabaquera BAT. El contrato por cinco años fue
una bonanza económica para él, que obtuvo
de 20 a 30 millones de dólares por año, convirtiéndose
en el piloto mejor pagado después de Michale Schumacher,
pero se le acabó la carrera por los malos resultados
de los pretenciosos ingleses. Pollock fue corrido del equipo,
y Jacques hubiera seguido ese camino, pero su contrato era
tan caro comprarlo como cumplirlo y se le dieron varios
pilotos como coequiperos que solamente aprovecharon su experiencia
para resaltar que eran mejores en el mismo auto que el ex
campeón. Finalmente acabó la era del BAR y
aunque multimillonario, Jacques ha optado por seguir en
la F1 en un equipo más chico, pero los tiempos de
gloria parecen lejos para aquel hombre que ha ganado la
Indy 500, el campeonato de CART y el de F1. Quizás
no se supo retirar a tiempo, quizás fue demasiado
leal a un proyecto fantasioso del BAR que prometía
ganar su primera carrera, o quizás nunca fue tan
bueno como su padre, aunque mucho más cerebral. El
caso es que en sus tempranos 30s parece acabado como piloto
pues ya no le queda nada por demostrar.
© CEJV/SHRAC 2003
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