1 Memo Rojas II
2 Esteban Gutiérrez
3 Sergio Pérez Mendoza
4 Yair Godìnez
5 Salvador Durán

Histórica 008
Diciembre de 2003
Por Carlos E. Jalife Villalón

Los hijos de los tigres que ya mostraron sus rayas, como Damon y Jacques

En un artículo anterior mencionábamos a los pilotos de segunda generación con posibilidades de ir a la F1 en un futuro cercano (Nico Rosberg, Nelsinho Piquet y Mathias Lauda), pero ellos no son los pioneros, hay otros que ya han llegado antes y han mostrado sus rayas como hijos de tigres. Los más destacados son dos y pertenecen a familias de rancio abolengo, Hill y Villeneuve.
• Damon Hill: Una de las biografías más intensas en la historia de la Fórmula 1 es la de Damonl, quien perdió a su padre a los 15 años, tras un accidente aéreo en el que Graham estrelló la avioneta que pilotaba y en la que viajaban seis miembros de su equipo. Hill padre fue bicampeón mundial, en 11962 con BRM y en 1968 con Lotus, además de ser el perenne embajador del deporte. Acababa de fundar una escudería, la Hill obviamente, y por un error no renovó el seguro del aparato. Las familias de los fallecidos, entre ellos el prometedor Tony Brise, demandaron a la familia del bicampeón del mundo y la sentencia exigió una compensación que arruinó a la familia Hill. La tragedia marcó de por vida a un Damon adolescente que era un joven bastante pasado de vueltas y que tocaba en un grupo punk llamado ‘Sex, Hitler and hormones’. Damon culpaba a su padre por la difícil situación en la que quedaron él y su madre, aunque también heredó el vicio de la velocidad. Damon llegó a tal extremo que se negaba a correr en coches y decidió inclinarse por las motos para distinguirse del progenitor al que no perdonaba. Compró una Yamaha de 350, costeada con un empleo de mensajero o a veces hasta de albañil. Se dedicó a dar tumbos en competiciones locales hasta que cuando ya tenía 25 años, casado, con un hijo con retraso mental y hasta el cuello de deudas su madre utilizó las amistades que le quedaban en el mundillo automotor y logró que le dieran el volante de un monoplaza en la Fórmula Ford británica. Sus actuaciones fueron bastante discretas, pero de allí pasó a la F3 en las que tampoco triunfó y luego a la F-3000, con nada menos que 28 años. A pesar de estar en mitad de la tabla, Frank Williams, le presto atención y su ojo clínico tampoco le falló esa vez. Ante la sorpresa de muchos decidió darle un puesto de probador en su equipo a una ‘promesa’ de 30 años. No contento con eso, en 1994, Williams le ofreció uno de sus volantes para toda la temporada. Su compañero iba a ser Ayrton Senna, recién llegado a Grove y que murió en la cuarta carrera de aquel año. Hill tomó el relevo y estuvo a punto de ganar aquel campeonato a Michael Schumacher, cosa que no logró hasta 1996, con 36 primaveras. Luego se fue a Arrows y casi les dio su primer triunfo y ganó con Jordan, para finalmente retirarse. Damon nunca fue Míster Montecarlo, como su padre, pero fue un más que digno sucesor y un buen guitarrista (tocó en una rola con Def Leppard) y piloto de motos.
• Jacques Villeneuve: hijo del legendario Pilles, muerto en Ferrari en Zolder en 1982, pero reverenciado como el piloto más arrojado de la historia, poseedor de un control casi infrahumano, Jacques creció alejado de los autos hasta que en su adolescencia los amigos de su padre, y su tío Jacques, corredor de CART y de otras series, le dieron una prueba en un kart y vieron que tenía algo de las rayas que su padre ostentaba en su casco. Lo subieron a categorías como Fórmula Ford, Atlantic, F3 en Japón y luego a CART, buscando apartarlo de la presión que seguramente seguiría a cualquiera que fuera hijo de Gilles. En América con CART se convirtió en novato del año, ganó la Indy 500 y el campeonato en 1995 antes de emigrar a la Fórmula Uno en 1996 con Williams, una escuadra inglesa en la que su padre nunca corrió. Ahí lo emparejaron con Damon Hill, y en su primera carrera quedó segundo, liderando parte de la prueba y terminó el campeonato batido por su coequipero Damon, del cual se desquitó en 1997 con un triunfo que lo proclamó campeón mundial logrando algo que su padre no obtuvo. Pero como la mayoría de los pilotos de Williams, partió del equipo por disputas monetarias y se fue, impulsado por su manejador Craig Pollock a fundar la British American Racing (BAR), con apoyo de chasises de Reynard y patrocinio de la tabaquera BAT. El contrato por cinco años fue una bonanza económica para él, que obtuvo de 20 a 30 millones de dólares por año, convirtiéndose en el piloto mejor pagado después de Michale Schumacher, pero se le acabó la carrera por los malos resultados de los pretenciosos ingleses. Pollock fue corrido del equipo, y Jacques hubiera seguido ese camino, pero su contrato era tan caro comprarlo como cumplirlo y se le dieron varios pilotos como coequiperos que solamente aprovecharon su experiencia para resaltar que eran mejores en el mismo auto que el ex campeón. Finalmente acabó la era del BAR y aunque multimillonario, Jacques ha optado por seguir en la F1 en un equipo más chico, pero los tiempos de gloria parecen lejos para aquel hombre que ha ganado la Indy 500, el campeonato de CART y el de F1. Quizás no se supo retirar a tiempo, quizás fue demasiado leal a un proyecto fantasioso del BAR que prometía ganar su primera carrera, o quizás nunca fue tan bueno como su padre, aunque mucho más cerebral. El caso es que en sus tempranos 30s parece acabado como piloto pues ya no le queda nada por demostrar.
© CEJV/SHRAC 2003