Entrevista
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19 de febrero de 2005
Por Carlos E. Jalife V.
Richard
Petty manda un saludo a México
Hay
un tipo legendario en NASCAR y se llama Richard, pero le
dicen el ‘Rey’. Es el único ganador de
más de 200 carreras en la serie estelar de los autos
stock, y el segundo sitio, retirado hace mucho, tiene poco
más de la mitad. Es legendario desde que se le ve,
sus jeans, botas vaqueras, camisa con cintilla, sombrero
tejano con pluma al frente, lentes obscuros y una figura
esbelta que no parece de los 60 años que ya sobrepasa.
En Daytona está una de sus múltiples cortes
y en ella el rey nos concedió unos minutos en su
apretada agenda, y eso que no es domingo de la Daytona 500
todavía, para platicar. Richard ya estuvo hace tiempo
en México y permanece tan sencillo, firmando autógrafos
a diestra y sieniestar y andei puede decir que no fue atendido
bien por él. Si así fueran las democracias,
nadie se quejaría. Le digo que lo vimos en México
hace un par de años y rápidamente me dice;
“tres“ y se acuerda bien de la recepción
que tuvo para la presentación de su equipo en el
DF.
En aquel entonces estuvo para lanzar la campaña de
Carlos Contreras en su equipo en la serie de camionetas
NCTS, y recuerda bien. “A los aficionados mexicanos
que son extremadamente entusiastas. Es bueno que podamos
ir a México ahora con la serie Busch; hay muchos
aficionados mexicanos allá, muchos aficionados mexicanos
en EU y queremos llegar a todos ellos. Son nuestro tipo
de gente. Lamento no poder ir esta vez, pero pronto estaremos
ahí”.
Le recuerdo que él fue el primero en ganar una carrera
puntuable fuera de EU, en la clase superior y se le ilumina
el rostro: “Fue mi primera victoria, en Toronto. En
aquel entonces no corríamos en todo Estados Unidos
y fuimos a Canadá y abrimos ese mercado. Ahora vamos
a México y queremos abarcar toda América”.
Le preguntamos acerca de la diferencia de los autos de ahora
y los que él manejó hasta su retiro en 1992.
la respuesta es sólida: “Los de antes era más
de calle. Los comprabas y los arreglabas. Los de ahora los
haces en tu taller, son autos de carreras completos, como
los de Indy o Fórmula Uno, pero con llantas”,
y suspira un poco.
Su hijo Kyle, piloto del auto 45, está dando una
plática a distribuidores de Dodge, cuyo Charger usa
en la Copa Nextel, y Richard es el siguiente orador. Le
pregunto por qué nunca corrió en otras series,
como Kyle que regularmente compite en las 24 Horas de Daytona
en un Porsche. Su sonrisa regresa y me dice: “Supongo
que nunca me gustó hacerle al tonto tanto tiempo”.
Le pregunto que cual es el tipo de pilotos que le gusta
para su equipo y me contesta con picardía en los
ojos: “Me gustan los pilotos que tienen fuego en el
estómago, con ganas de hacer las cosas, que no los
tengas que motivar para que cumplan, si no que ya lleguen
bien motivados. Que tengan grandes…” y hace
una seña con las manos que todo mundo reconoce.
Le pregunto de Pedro Rodríguez, quien corrió
contra él algunas veces en NASCAR y eleva la mirada
al cielo tratando de recordar. “No era muy alto, pero
tenía eso que te dije. Era un buen piloto de los
que nunca se rinde, siempre peleaba la posición contigo.
Hubiera sido bueno verlo más tiempo acá, pero
estaba muy ocupado en F1 y autos Sport, era un piloto de
verdad, de los que había antes, no como algunas prima
donnas que vemos actualmente”. Y se ríe sin
decir nombres aunque voltea a ver las banderas que llevan
algunos aficionados con números de diversos pilotos
y sabemos en quien piensa.
Hora de irse, pues después de su plática hay
una serie de ejecutivos japoneses que quieren conocerlo,
más docenas de fanáticos que lo esperan a
la entrada del complejo de los fosos. No cabe duda que Richard
sigue siendo el ‘rey’.
© CEJV/SHRAC 2005
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