"Snell, usando la cabeza"

A pesar de que el nombre de William "Pete" Snell no les suene familiar, toda persona que disfruta del automovilismo, motociclismo, deporte automotor en general, equitación, ciclismo, patinaje, skateboarding, snowboarding o esquí deberían de conocer la Snell Memorial Foundation.

William "Pete" Snell fue un popular piloto aficionado de autos de carreras, que murió en un accidente automovilístico en 1956, por lesiones craneoencefálicas masivas causadas después de que el casco de competencia que utilizaba no fue capaz de proteger su cabeza.

En memoria a Snell, un grupo de científicos, médicos, colegas del automovilismo y amigos, se reunieron en un esfuerzo para promover la investigación, educación, realización de pruebas y desarrollo de estándares enfocados a mejorar la eficacia de los cascos para el automovilismo deportivo. La Snell Memorial Foundation se forma en 1957, con sede en North Highlands, California, E.U.

 

Snell se mantiene independiente de los fabricantes, al igual que de los gobiernos locales y nacionales, manteniendo así su objetividad. Los estándares de Snell se actualizan cada 5 años, en base a investigaciones científicas y a nueva tecnología de fabricación disponible. Los estándares de seguridad de Snell para cascosestán reconocidos en los Estados Unidos y en todo el mundo a través del apoyo de organizaciones como la American Motorcyclist Association (AMA), Sports Car Club of America (SCCA), NASA Pro Racing, CART Racing, Indianápolis 500, American Power Boat Association (APBA), Federation Internacional de L´Automobile (FIA) y la Federation Internacional of Motorcyclist (FIM).

Pero, ¿Por qué utilizamos cascos? El automovilismo, así como todas las actividades que involucran velocidad imponen un riesgo de causar traumatismo craneoencefálico (lesión a la cabeza), pudiendo llevar a la muerte o a discapacidad permanente. El casco es el medio más efectivo para prevenir estas lesiones. Los cascos están compuestos de 4 elementos: 1. una concha rígida externa, que le proporciona la capacidad de dispersión de cargas y le previene la penetración de objetos a través del casco, 2. una capa moldeable y compresible, generalmente hecha de poliestireno expandido (EPS) o materiales similares que absorben la energía del impacto al comprimirse, 3. barbiquejo o sistema de retención que permiten que el casco se mantenga ajustado y en su sitio durante un impacto, y 4. una cubierta acolchonada.

Los cascos funcionan como un freno o un absorbente de impacto; durante un choque, se genera cierta energía por la masa de la cabeza y porque ésta viaja a la misma velocidad que el vehículo (EC=mv2, la energía cinética es igual a la masa por la velocidad al cuadrado). Cuando la cabeza junto con el casco sufren una desaceleración brusca a 0km/h (se impacta contra objeto fijo), la energía generada se dispersa en gran medida a través del casco, específicamente la capa compresible, que utiliza gran parte de la energía para moldearse e incluso romperse, evitando que esta energía llegue a la cabeza.

La siguiente pregunta obligada sería ¿Por qué debe ser certificado mi casco? La capacidad protectora de un casco en particular es difícil de medir, la mayoría de la gente escoge un casco en base a su estilo, al precio o a su comodidad, sin embargo, tiende a pasar por alto un factor tan importante como es lo que puede llegar a hacer ese casco en el caso de que la pericia, la experiencia, la suerte y cualquier otra precaución han fallado y el casco es lo único que prevalece entre la cabeza y una violenta colisión. Las organizaciones encargadas de la certificación de los cascos se dedican a destruir miles de estos cada año para asegurar que cubren los más altos estándares de protección.

La recomendación de reemplazo de cada 5 años está basada en consensos entre los fabricantes y la Fundación Snell. Múltiples factores pueden afectar el material del casco y promover su degradación (pegamentos, resinas, aceite del pelo, líquidos corporales, cosméticos, productos con base de petróleo como limpiadores, pinturas, combustibles, etc.). Además, la experiencia indica que hay una mejoría notable en las características protectoras de los cascos en un periodo de 5 años, debido a los avances en los estándares, los materiales, diseños y métodos de producción

Así que la próxima vez que elijas un casco, hazlo pensando en que sea diseñado y probado para la actividad que vas a realizar, que te dé la protección más adecuada y la mejor probabilidad de evitar una lesión craneal severa; y por favor… usa la cabeza!

Jenny Bertin

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