LA FORMULA RENAULT COMO CATEGORÍA ESCUELA

El pasado fin de semana asistimos en Oberá a un lamentable espectáculo que, entendemos, no debería repetirse en el futuro de la categoría. Allí apreciamos muchas falencias por parte de las autoridades que tienen a su cargo la representación de esta especialidad y por parte de los comisarios deportivos del Automóvil Club Argentino. La gente fue a ver la telonera del TC 2000 y, a decir verdad, a sus jóvenes promesas: Rafael Morgestern (campeón de la categoría 2001), Carlos Okulovich (un chico en ascenso directo a los puestos de vanguardia) y Gustavo Maldonado (otro baluarte local). Solo unas pocas vueltas los vieron girar a fondo durante todo el fin de semana.

Una lluvia muy intensa y molesta hizo que se decidiera la cancelación de las dos tandas clasificatorias sabatinas. Primer error: la pista estaba en condiciones de llevar adelante su cronograma, no sólo por el buen drenaje que presenta el trazado obereño, sino porque era "necesario" que los chicos tengan como referencia la lluvia y aprovechen, al mismo tiempo, acumular experiencia sobre una condición de pista que, algún día, a alguno de ellos le puede tocar si la suerte está de su lado y emigra el exterior. ¿Categoría escuela del automovilismo nacional?. Debo reconocer que, en la jornada del viernes, hubo una gran cantidad de banderas rojas por despistes, trompos y autos que quedaban mal colocados en la pista, atrasando el programa para ese día.

Lo anterior indicaba y, de ello estamos seguros, que el de Oberá era un trazado exigente, donde no se permitían los errores. Como dijimos, ante la lluvia copiosa del sábado, las autoridades decidieron la cancelación de las dos tandas clasificatorias que, a nuestro criterio, deberían haberse llevado a cabo porque: primero era necesario que los chicos conociesen en circuito y, segundo, porque reitero que es fundamental que aprendan a tener como referencia a la lluvia. Que más ejemplo que el gran Ayrton Senna, amante de esta condición, en la cual practicaba constantemente. Segundo error: se llegaba a la carrera del domingo con la inexperiencia de haber girado sólo unas pocas vueltas con "suerte", si cada volante no tuvo despiste alguno.

Se decidió su largada por ranking, que fue primero por acumulación de puntos del certamen anterior sumado las dos carreras de este año y, finalmente, a poco de la largada, por el ranking actual de este momento, lo cual me pareció correcto, aunque demasiado improvisado. Había que haberlo hecho con anticipación porque, a minutos de largar, había máquinas desorientadas con esa nueva grilla. Es decir, pilotos que ni se habían enterado del cambio de criterio. Otro punto en cuestión es que, hablando con muchos pilotos de la categoría, se tendría que haber largado con auto de seguridad, es decir, en movimiento.

Estaba lloviendo, se conocía poco el circuito y la pista se encontraba sucia; son causas más que suficientes como para argumentar esta teoría, que finalmente hubiera dado la razón a padres y pilotos. Y así fue, se llegó a la primera cuerva y empezaron a desfilar los Crespi. Cassino, Falvo, Donoso Prado, Novillo, Castellano, Bessone y Redolfi quedaron "out" de entrada. Bandera amarilla, coche de seguridad y a retirar el desparramo de autos. Relanzamiento. Un toque origina otra bandera amarilla. Con buen criterio Morgerstern, puntero hasta ese momento, reduce la marcha cuatro vueltas antes de la recta principal. Y se produce lo que se veía venir.

Las inclemencias de tiempo, la poca visibilidad y la inexperiencia de los de atrás, producto de la falta de conocimiento del circuito, hizo que se produjese un accidente en la recta principal que, con mucha fortuna, permitió que no se tuviese que lamentar mayores percances, como el ocurrido en la trágica competencia de Río Cuarto. A partir de ahí, más de otra media docena de competidores afuera. Finalmente no se llegó a tiempo a retirar todo estos autos, con lo cual se dio finalizada la carrera, como lo dice estrictamente el reglamento, por haberse cumplido el máximo de 30 minutos de competencia. ¿Competencia? No hubo ningún tipo de competencia. Llegó y puntuó el que mejor esquivó el desparramo de autos y el que de alguna forma u otra safó de los toques. Tercer error: No se podía haber otorgado puntaje como se otorgó ante toda estas causas.

Creo que el punto en cuestión y decisivo fue la inexperiencia de los chicos sobre este trazado, como dijimos complicado y exigente, sumado a las inclemencias del tiempo. - Cómo quieren que no nos peguemos en lluvia si no giramos el sábado y encima largamos parados, acotó más que uno. En fin, una carrera para el olvido y la estadística. Punto y aparte. A pensar en el Cabalén y lo que es más duro en el bolsillo por la cantidad de autos destrozados que quedaron luego de esta fecha.

¿Quién se hace responsable del nefasto espectáculo que dio la Fórmula Renault en Oberá? ¿Está mal manejada y carece de representación o se tomaron malas decisiones por parte de los comisarios deportivos? Sólo espero, como simple espectador y seguidor de la "escuela" por excelencia del automovilismo nacional, que no ocurra nuevamente este espectáculo desolador que nos deja con sabor amargo porque no podemos ser tan "troncos" a la hora de tomar decisiones y asumir responsabilidades. De una vez por todas, maduremos en todos los aspectos y no sólo en el técnico.

 

Eduardo Colazo

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