El sábado llega el momento de la calificación. Mi estrategia es esperar un rato y salir al final de la sesión con menos gasolina para aprovechar las llantas nuevas, ya que me sentía con la confianza de en 5 ó 6 vueltas hacer mi mejor tiempo. Desgraciadamente una nube negra amenazadora seguida de unas cuantas gotas, me obligan a salir a la pista con todo, desde el primer giro. Tanta era mi convicción de que iba a llover, que en las primeras vueltas estaba en primer lugar. Estuve en los primeros 3 lugares alternando posiciones más de la mitad de la sesión. Al ver que no llegaba la lluvia, hice una parada a pits para tratar de enfriar unas llantas que ya no tenían el mismo agarre que al principio. Cuando estoy listo para salir, hay una bandera roja. Me encuentro en la 3era posición. Cuando salgo, faltando 7 minutos aproximadamente, tengo un accidente, lo cual en esta pista es normal al final de la sesión cuando los pilotos buscamos estar al límite, jugándosela a tan solo milímetros de la barda. Este error me costó caer hasta la sexta posición. No me encontraba satisfecho, pero me hacia sentir bien el hecho que soy por mucho el mejor novato en esa pista y que he realizado un mucho mejor trabajo que mi compañero de equipo, el cual es un excelente piloto. Desgraciadamente, él no ha tenido un buen fin de semana y me encuentro observando la telemetría con mi ingeniero sin tener un buen comparativo.