"En
la montaña rusa con Mario"
Auto biplaza o double seater
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"¿Qué pasó mi Chacho,
ya estás listo para dar unas vueltas a 300 km/h?"
me pregunta Mario (Domínguez) mientras se pone los guantes
y se limpia las suelas de los botínes de piloto. Ambos
ya portábamos el NOMEX o traje retardante al fuego el
jueves previo a la Champ Car en el Hnos. Rodríguez. Estoy
más que puesto, le contesté, mientras siete mecánicos
ultimaban detalles del auto Reynard 2000 de dos asientos (uno
detrás del otro) o double seater, escuchándose
por el radio de uno de ellos -en inglés- que la pista
ya estaba cerrada y que por lo tanto estaba abierta.
Sí, cerrada a cualquier vehículo (o persona) ajeno
a la carrera y abierta para el double seater. Adrede, no había
desayunado pues no quería hacer numeritos esa fresca
y agradable mañana. Éramos cuatro los que ese
día tendríamos el gusto-placer-fortuna de experimentar
algo que se antojaba de lo mejor; un joven que ganó una
promoción en TV AZTECA, Pepe Toño Cortés
del periódico REFORMA, otra persona de INDUSTRIA y su
servilleta por TELEVISA (y algunos otros medios de difusión
en los que tengo el gusto de colaborar como SPORTCAR.COM, AUTOMOVIL
PANAMERICANO, PUESTA A PUNTO y DESAFÍO DEPORTIVO).
Previamente, en un trailer localizado en el
paddock (detrás de los pits), Kathy te pide -muy amablemente,
claro- que firmes un Waiver release (liberación de responsabilidades),
o sea, que te subes a tu propio riesgo. Después, ya arriba
del trailer, ella te pregunta tu talla y te escoge de entre
diez el traje NOMEX que te queda, lo mismo los botines, el casco
y la balaclava o máscara. La noche anterior, en el cocktail
de OCESA, le había preguntado a Ramón Osorio (Relaciones
Públicas) si es que tenía que llevar mi casco,
traje de piloto, etc. contestándome que no era necesario
ya que la CHAMP CAR te obliga a utilizar lo que ellos llevan
para que así estén seguros de que cumplen con
sus propios requisitos de seguridad. En ese mismo cocktail habíamos
platicado Mario, Lalo (León) y yo acerca de las vueltas
en el autódromo y le dije: ya vete a dormir Mario, para
que mañana estés fresquecito. Sólo se rió,
como queriendo decir... ...estás en mis garras... A Mario
tengo el gusto de conocerlo desde los inicios de su carrera
(nos llevamos muy bien desde entonces) por lo que sé
que es uno de los mejores pilotos de México... ...¡y
del mundo! Así es que no estaba nervioso por subirme
con él ni mucho menos, al contrario súper prendido.
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Bueno, regresemos a la pista. El caso es que Mario se sube
al auto, se pone el casco, lo "amarran", hace la
señal para que lo "echen" a andar y como
que te das cuenta que ahora sí, la hora buena se acerca.
Tras revolucionar el motor (antes, en el pit, los mecánicos
ya lo habían "calentado") sale a la pista
"tranquilo" para la que se conoce en el argot como
la Instalation lap, para verificar que tanto el auto como
la pista están OK. Regresa al pit y, mientras le empiezan
a checar la presión de las llantas, Kathy me dice:
Your turn... al tiempo que los mecánicos le acercan
al costado de este auto biplaza una como escalerilla, ya que
el asiento de atrás está un poco más
alto que el del piloto (para poder ver hacia adelante) ya
que por lo ancho del coche es difícil acceder sin esto.
El habitáculo es muy pequeño, quiero decir pequeño
de verdad. Te paras en el asiento y en una sola maniobra te
dejas caer, con los brazos hacia arriba -por lo estrecho-
y al mismo tiempo tienes que abrir las rodillas hacia los
lados del respaldo del asiento de Mario, ya que así
viajarás. Para esto, dos personas detienen los cinturones
de seguridad -¡de siete puntos!- para que no queden
debajo de uno mismo y te empiezan a "amarrar". Esto
toma como cinco minutos, repito, entre dos personas ya que
es sumamente estrecha la cabina de la parte trasera (para
no afectar la aerodinámica) y maniobrar es muy difícil.
Bueno, para hacerme entender, uno sólo definitivamente
no podría maniobrar para asegurarse los cinturones.
Enseguida, como es lógico, los empiezan a apretar y
cuentan... one, two, three... y parejos van jalando cada par
y al final el séptimo, entre las piernas. Uno supone
que está listo, pero no, todavía faltan unas
partes de la carrocería que te ponen alrededor del
casco y que limitan el movimiento de la cabeza. Vamos, no
puedes ni girarla pues tienes como un centímetro y
medio libre de cada lado y otro tanto hacia atrás (perfecto,
pensé, pues estaba preocupado por la fuerza que se
necesita en el cuello ya que se llegan a tener hasta tres
y media gravedades en las curvas, frenadas y aceleradas).
De hecho, desde antes te explica Kathy que te sujetes de un
par de barras justo a la altura del pecho y que anticipes
las curvas, deteniéndote muy fuerte. Insisto, llevas
un cinturón de siete puntos de apoyo (los dos "clásicos"
de la cintura, los dos de los hombros y dos más a la
altura de las costillas (más el de en medio de las
piernas que antes menciono), el casco va casi totalmente sujeto
a los lados y casi pegado por atrás a la cabecera y
¡aun así te tienes que sujetar con las manos!
Qué exagerados, pensé. Por cierto, en medio
de las dos agarraderas, hay un botón rojo (panic buttom)
, ilumina y flashea el tablero al piloto advirtiéndole
de algún problema del pasajero y que ha sido usado
en pocas ocasiones según me dice Kathy. I won´t
be the one this day... le dije.
Le informan a Mario -por radio- que estoy listo y alcanzo
a oír que me grita "A darle, mi Chacho",
haciendo la señal con la mano a sus mecánicos
para que "echen" a andar el motor, arranca a baja
velocidad, llegamos a la salida de los pits y al mismo tiempo,
sin detenerse porque el oficial le muestra la bandera verde,
continúa acelerando y ...despega. De verdad despega...
...lo que desde las tribunas o en la TV se aprecia como una
velocidad normal es como un "arrancón" de
cuarto de milla y percibes inmediatamente la potencia del
turbo (que hace que a la altitud de la Cd. de México,
no pierda potencia el motor, como en uno normalmente aspirado
que pierde casi el 20%). El "tirón" a cada
cambio de las siete velocidades es el mismo, es decir, sigue
el motor entregando potencia en cada cambio, ciertamente muy
cortos por estar muy bien engranado para que "no se caigan"
casi nada las RPM (o revoluciones por minuto). Como conozco
muy bien la pista del Hnos. Rodríguez por haberla rediseñado
y corrido, sabía que la frenada era inminente y preferí
hacerle caso a Kathy y "me agarré". ¡Qué
bueno que lo hice porque si no me iba a ir de bruces! Los
frenos son impresionantes pues detienen al biplaza en unos
cuantos metros. No entiendo cómo los pilotos no salen
lanzados del asiento... ...claro ellos están acostumbrados,
se detienen con el volante y están perfectamente "amarrados".
Cabe aclarar que he tenido la oportunidad de manejar autos
realmente rápidos, incluso un F-1 de Héctor
Rebaque, pero en recta y sin arriesgar nada (se me ahogó
varias veces y además mi talla es cuatro veces más
grande que la de Héctor, por lo que no cabía
en el asiento). También manejé en varias ocasiones
los famosos Porsches "Viceroy" del equipo "Rebaque-Rojas-Van
Beuren" aunque relativamente despacio. Su servilleta
corre rallies y go-karts por lo que las frenadas bruscas son
cosa de todos los días. ¡Pero esto es otra onda!.
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Chacho
Medina
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