A veces uno se pone nostálgico y piensa en todos los pilotos que se quedan en el camino y que llegaron a prometer mucho y luego desaparecen de la faz de la tierra. Y hay otros que brillaron, llegaron a lo máximo y también desaparecieron. Los hay de todos tamaños, colores y sabores, y en todas las categorías, y algunos son como estrellas fugaces porque la vida no les dio la oportunidad o no supieron agarrarla y desaparecieron; o , en otros casos, la vida fuera de las pistas fue más dura y también se perdieron en la anonimidad.
Hace un par de meses me enteré que había muerto Peter Arundell, un piloto de Lotus que usaba un casco rojo en los años 60, y fue campeón de Fórmula Junior antes de que lo subieran al equipo de F1 de la marca de Colin Chpaman y ahí, como le sucedió a virtualmente todos los que enfrentaron al número uno de la firma de Norfolk, el bicampeón y grande de todos los tiempos Jim Clark, fue destrozado en los resultados y su carrera ya nunca se recuperó. Yo pienso que me gustaba su casco porque hacía juego con el Lotus verde, y se veía muy mexicano, o quizás simplemente podía yo reconocer a un piloto en las fotos por un casco tan distintivo, no lo sé, pero lo recuerdo bien. Peter murió en el verano de 2009, pero lo lamentable es que tenía años de haber enviudado y estaba mal de salud, su hijo lo cuidaba y vivían con frugalidad impresionante cuidando cada penique del poco dinero que había y, aislado, un hombre con dignidad y orgullo que no quería que lo vieran en el mal estado en que se encontraba.
Y eso me recuerda el caso del cuádruple campeón de Le Mans, Olivier Gendebien, coequipero y muy amigo de los hermanos Rodríguez, con quienes lo unía la pasión por montar a caballo. Olivier ganó la Targa Florio con Ricardo en 1962, y con su compatriota belga Willy Mairesse, también, pero enviudo al poco tiempo de retirarse ese año tras su cuarto triunfo en Le Mans. Al crecer hacia la adolescencia sus hijos tuvieron problemas con él por los abuelos que querían meterse demasiado y los mimaban con exceso monetario y se alejaron del padre que había dejado la vida en verlos crecer. Y luego Olivier sufrió una rara enfermedad en que un minuto estaba bien y al siguiente carecía de control corporal y la gente pensaba que estaba borracho, cuando no tomaba gran cosa, lo cual provocó que fuera echado de algunos sitios por su aspecto. Y fue un amigo francés, JP Poutier, gran fanático de él, quien lo encontró de casualidad en el sur de Francia y lo ayudó hasta el final de sus días, mandándole dinero y víveres y visitándolo, ante el abandono de los hijos que nunca lo vieron hasta su muerte.
Hace poco platicaba de Mike Thackwell, el que supuestamente le rompió el récord a Ricardo Rodríguez en 1980 en cuanto a juventud en la F1, pero luego resulta que nunca rearrancó el gran premio canadiense y provocó una gran discusión entre los que decimos que no era el más joven y los que dicen que si era; discusión que Jaime Alguersuari decidió al volverse el más joven de todos los tiempos en 2009 en el GP de Hungría. Y recuerdo que Mike fue campeón de F2, el último, de hecho, y se decía que era otro gran prospecto, incluso corrió un poco en F1, pero se fue al limbo y hace poco mi amigo Jo Ramírez me comentaba que lo había perdido de vista, pero que antes trabajaba detrás de la barra de algún pub y bebía mucho aunque también corría a veces en eventos de invitación; total, ya tenía un par de años sin saber de él.
Y qué decir de Tommy Byrne, tan conocido para nosotros en México, cuya autobiografía salió a la luz el año pasado, pero terminó corriendo en alguna serie menor de NASCAR o de instructor allá en EU, perdido en el semi-olvido. Y hay otros que son mucho menos conocidos todavía, como Marc Hynes, el campeón británico de la F3, quien batió a Jenson Button (tercero en el campeonato) en 1999, pero no obtuvo un contrato para nada mejor (su agente era su padre y no tenía los contactos del agente de Button, ni lo supo vender), y se perdió cuando era un tipo talentoso, probablemente más que el actual campeón mundial en ese momento. Y de él hace mucho que no se sabe.
Pensaba yo también en Jackie Stewart y su fondo de ayuda a los viejos mecánicos de Gran Premio del cual, por cierto, Jo es uno de los miembros del patronato, y se me ocurre que la FIA en lugar de andarle dando dinero a los clubes que la representan a nivel deportivo en los países subdesarrollados, deberían imitar al Consejo Mudnial de Boxeo. El CMB tiene un fondo de retiro para los ex campeones que sufren al acabarse su ciclo deportivo y la FIA podría establecer algún tipo de fondo para que los pilotos de F1 o campeones de diversas categorías no tengan que andar dando lástimas en su edad adulta por falta de dinero, especialmente los que vienen de la época pre-1990 pues antes no se pagaban los salarios que ahora. Digo es probable que en 40 años Kimi o Fernando o Jenson no lo necesiten, pero que tal un Philippe Adams o un Hideki Noda o un Philippe Streiff que podrían tener apuros en el futuro y encontrarse sin ayuda. No sé yo si tengan el suficiente dinero o si les vaya a ir bien, pero si alguna vez lo necesitan, debería haber algún tipo de fondo de ayuda para pilotos, el cual fácilmente podría salir de la multa de McLaren en lugar de repartirlo para comprar votos, como se presupone que se hizo al no haber un recuento claro de montos entregados, personas beneficiadas y la indispensable rendición de cuentas del dinero recibido. Habrá que enviarle la idea a Jean Todt.
ENCORE
Hablando de talento olvidado, se me hace increíble que México no teniendo muchos pilotos de alto nivel, pueda darse el lujo de desperdiciar a Manuel Cuadriello, probablemente el mejor kartista que hemos tenido en la historia, o quizás el segundo pues ‘Chacho’ Pruneda ganó un mundial de karts en Bahamas en 1960, cuando no estaba reconocido oficialmente. Manuel ganó en 2008 el título de la Academia Francesa que tiene su sede en Le Mans, del cual han salido pilotos como Sebastian Bourdais y Oriol Serviá, o más recientemente los hermanos Pic, por nombrar a algunos que actualmente están en las series de ascenso rumbo a la F1.
Ése campeonato es como el nacional de Francia y nunca lo habían perdido los galos y fue un mexicano el que les fue a vender trufas. Y de regreso en México, porque Manuel no es de una familia que pueda financiar su escalada hasta la F1, se dedica a darle consejos a chavos kartistas, porque no hay un patrocinio para que siga en los autos, pese a su talento ya probado. Pero, es sí, tenemos escuelas de panbol a pasto en las cuáles se invierten miles de millones de pesos y no producen sino perdedores. Y un PND para el perdedor que es Cuauhtémoc, ejemplo fiel de lo que es alguien fracasado a nivel internacional. Eso es el reflejo del deporte y las prioridades nacionales; qué penoso…
© CEJV/SHRAC/2009