El pasado
fin de semana el piloto mexicano Mario Domínguez, miembro
de la Scuderia Rodríguez al igual que yo y muchos mexicanos
exitosos en el deporte motor, tuvo un incidente vial y prontamente
ha sido crucificado por lo medios que no lo han bajado de
borracho, entre las muchas lindezas que le han dicho. Pero
lo peor de todo es que es completamente carente de bases y
basado en elucubraciones y especulaciones de las que pernean
el periodismo mexicano ahora que todo es amarillismo en vez
de investigación con bases, aun en medios serios como
se supone que son Reforma, El Universal y otros.
Mario Domínguez, quien nos ha dado muchas satisfacciones
a todos los aficionados mexicanos, no como ciertos ratones
verdes a los cuales se les perdona todo y no salen en las
portadas por un incidente vial o por los desmanes que cometen
en las giras de las cuales regresan cargados de derrotas,
pero con amplia fayuca (me consta pues he coincidido con ellos
en algún viaje). Y la verdad yo me sé muchas
de esas por comentarios de amigos periodistas que las han
vivido, pero a ciertos deportistas se les trata diferente
y no se les crucifica como se ha hecho, en años recientes
con Soraya, Platas y ahora Mario, por incidentes viales sin
importancia, mientras que Ramón y Farfán mataron
gente conduciendo sus autos y la cosa no pasó a mayores,
es más el del América al final que pagó
algo así como 38 mil pesos por cada muertito y es ahora
todo un comentarista respetable. Como dijo Orwell: “Todos
los animales son iguales, pero unos animales son más
iguales que otros” y ya vimos que los panboleros gozan
muchas exenciones al trato que se le da al ciudadano común
y corriente.
Platiquemos ahora de esta crucifixión que obedece a
intereses obscuros, y agradezco la ayuda del magistrado ANG
con sus puntos de vista jurídicos expertos. El primer
punto es que Mario no iba borracho según podemos ver
en un video de TV Azteca: no tartamudea, ni hace "eses"
ni se ve que está falto de coordinación, que
son algunas características de los borrachos, pero
sí se nota que trae un buen golpe en el pómulo
izquierdo y tirita por el frío. De entrada las acusaciones
de que hubo favoritismo para no llevarlo a la delegación
caen por su peso en el video, no es necesario llevarlo si
no hay ebriedad y las partes llegan a un arreglo. Y además,
ninguna de las notas aparecidas en diarios e internet afirma
que Mario haya conducido en estado de ebriedad. Todas lo suponen
o dan a indicar que iba en aparente estado inconveniente (lo
cual es muy difícil decir si no se le acercaron y lo
comprobaron, pero no le pidamos mucho a estos pseudos periodistas,
investigar es mucha flojera y la nota hay que hacerla fácil
como enseña las orejas ventaneadas y demás adalides
del periodismos como las notitas televisivas amarillentas).
Pero para hacer una acusación de la magnitud de la
que se hace a Mario y que tanto perjuicio le está causando
y que es casi irreversible, se requieren evidencias indubitables
de su estado y no las hay. Entonces, los juicios a partir
del rumor o chisme, o de la probabilidad o presunción,
son completamente inválidos en una corte de ley, pero
no en los medios que ya lo crucificaron.
Y ni el video ni las fotos que algún oportunista tomó
como testigo de cierta parte de los hechos (y que debe haber
sido un gran negocio al haberlas pasado a varios medio de
comunicación nacionales) suministran elemento alguno
de convicción sobre la intoxicación etílica
supuesta de Mario Domínguez. Es más son todo
lo contrario, ya que el piloto nunca se esconde como debería
hacerlo un borracho que no quiere ser fotografiado, e incluso
bromea con su entrevistador y hasta toma el micrófono
en algo que yo considero que el pobre reportero ni cuenta
se dio de que le estaban dando una cachetada con guante muy
blanco.
Y en el reporte policial no se detalla alguna intoxicación
etílica de Mario, es más ni aliento alcohólico,
por ello no era procedente el arresto administrativo que estipula
la legislación reglamentaria del Gobierno de la Ciudad
de México, no había elementos de prueba de infracción
al reglamento y luego sale el jefe de la policía, el
doctor Mondragón, quien debería saber un poquito
más de eso de la inocencia hasta que se pruebe lo contrario
(y fue presidente de la Federación de Karate y ha ocupado
cargos en el deporte), dice que asuntos internos de la policía
capitalina ya investiga a los policías que intervinieron
en el hecho por no haber presentado a Mario, o sea, el absurdo
kafkiano. Doctor, con todo respeto, dedíquese a sacar
a patadas a los de los 400 Pueblos, yo y la mayoría
de los ciudadanos de la capital se lo agradeceríamos
–y no deje de darles patadas en esos traseros que tanto
exhiben, cuando menos hasta que se regresen a sus pueblos
(¿por cierto alguien sabe cuales son esos 400 pueblos
para no visitarlos jamás en desquite por el daño
estético y vial que nos han causado?).
Además, el reporte policial también indica que
al llegar la(s) patrulla(s) al lugar, Mario se encontraba
en el interior de su vehículo y un grupo de aproximadamente
25 taxistas trataba de agredirlo y golpeaba su vehiculo y
que ellos intervinieron para salvaguardar la integridad del
deportista, sin saber quien era, para que no digan que se
hizo por favoritismo o prejuzgando. Entonces, lo que sí
tenemos es que un grupo de mafias como las que hay en todos
los ámbitos en México, o sea, los taxistas,
que lo persiguen y lo tratan de golpear; de ahí, es
entendible la fuga antes la amenaza para su seguridad que
representaron en ese momento esa turba. Y hago un paréntesis
para aclarar que aunque hay algunos (muy pocos) taxistas honorables,
la mayoría de los estos pseudo "trabajadores del
volante" no conocen México (geográficamente),
carecen de licencia personal y del vehículo y no conocen
el reglamento de tránsito, por lo cual hacen lo que
quieren en las calles de la ciudad rebasando por la derecha,
deteniéndose en todos sitios, dando vueltas prohibidas
y, lo peor, formando bandas delictivas que se dedican a violar
y asaltar a los ciudadanos y, principalmente ciudadanas que
tienen la mala suerte de requerir sus “servicios”.
Y si no me creen, simplemente abran la sección de ciudad
de cualquier diario capitalino en la última semana
y verán todos los actos delictivos cometidos en/por/con
la complicidad de taxistas, y piensen que hay como cuatro
delitos que no se denuncian por cada uno que se declara, así
que piensen la enormidad del problema que representan estas
mafias.
|
|
Lo cierto es que los propios chafiretes aceptan que lo iban
persiguiendo y (no supongo, aunque no puedo probarlo ya que
no estaba ahí, que fuera para pedirle el autógrafo
como sucedió cuando llegaron las cámaras y los
policías). Y al final, como buenos arrastrados, se
toman la foto con Mario cuando ya acepta la extorsión
para no agravar el problema y ahora sí que hay que
darle gracias a la policía que actuó en defensa
de un ciudadano que ya era acosado por un grupo de mafiosos
como son estos ruleteros. Y también tenemos que aunque
hubo arreglo, no se está persiguiendo a nadie por las
lesiones que sufrió Mario, quien sostiene que fue golpeado
por uno de los taxistas y de ello si hay evidencia objetiva
(vean las fotos y el golpe en el pómulo). Y eso explica
el intento de escape. Y aquí el doctor Mondragón
debería investigar quien golpeó a Mario, pues
si es en turba como se aprecia, es más penado y no
veo que haya dado instrucciones para que se encuentre al culpable.
¿O qué, si uno va supuestamente ebrio ya por
eso puede ser vejado y golpeado sin que la policía
haga algo? No he leído que estar ebrio sea abdicación
de derechos y menos cuando no se ha comprobado la ebriedad
como es en este caso, y son puros chismes de los propios taxistas,
quienes no son exactamente un elemento confiable en cuanto
a integridad de comportamiento y declaraciones.
Ahora que también es probable, aunque no hay elementos
objetivos de prueba que lo constaten, que Mario efectivamente
haya golpeado a un taxi y que no se haya querido detener,
pues Mario habla de un golpe y los taxistas insisten en que
fueron dos. Pero la decisión de detenerse o no es muy
personal y habrá que valorar si por las condiciones
de seguridad que prevalecían al momento del hecho (y
existen en la ciudad de México en general, cuando es
bien sabido que muchos simulan un golpe para asaltarte o algo
peor cuando te bajas a investigar), era factible bajarse a
discutir o arreglarse por un golpe insignificante (que se
cubrió con un billete de 20 dólares o sea que
con pulirlo probablemente salía). Es altamente probable
que Mario no se haya detenido por convicción propia
dadas las circunstancias de seguridad que existen actualmente
en esta desgobernada ciudad y ese podría haber sido
su pecado, puesto que los cafres del volantes (pido disculpas
a la tribu africana) de inmediato se lo cazaron para hacer
justicia por propia mano y eso está penado, ¿o
no doctor Mondragón? Es lógico concluir de ello
que Mario hubiera tratado nuevamente de huir y ahí
haya golpeado a otro carro y sacado mayor daño material
con motivo del percance. Pero de eso a que la prensa amarillista
haya crucificado a un hombre honrado, decente y que ha puesto
el nombre de México en alto con sus victorias deportivas,
creo que la brecha es tan amplia como los extremos de la Barranca
del Cobre (ahora sí que está ‘cañón’).
Mario pudo haberse equivocado, su acción está
dentro del ámbito privado del pensar y el actuar de
las personas, pero ello en manera alguna es suficiente para
maltratarlo moralmente como se ha hecho hasta ahora, ni a
él ni a nadie, pero eso ya es costumbre en la prensa.
Y los graves daños que causan a su imagen se derivan
de que no se quiso detener después de que se supone
que chocó a un taxista ocasionándole daños
mínimos, cuando no sabemos si el que realmente lo chocó
a él fue el taxista, pero lo que sì sabemos
es que Mario maneja mucho mejor que el tipo, al cual no se
le pidió revista, licencia, etcétera, etcétera.
Y es altamente factible, ya que todos pueden especular, que
haya sido un intento de asalto, pero que no les funcionó
a los ruleteros porque el piloto fue más ducho y se
les escapó, y luego se haya disfrazado de incidente
vial. Mario, aunque sea figura pública, tiene derecho
a la privacidad y más en un asunto entre particulares
como este incidente vial; es increíble el maltrato
moral que la prensa amarilla usa para vender la nota o por
seguir una línea gubernamental, sin tener un contrapeso
que la obligue a ser veraz; no se vale que sí nunca
le dieron las portadas a Mario cuando ganó en Australia
o Miami, ahora que tiene un error y además es agredido
por una turba, le den la portada con adjetivos soeces y magnifiquen
su incidente. Eso no es periodismo, es basura, pero la prensa
a periodicazos doblega a cualquiera, con o sin razón
aplicando calificativos que perduran y haciendo gala de su
irrestricto poder, además de exhibir su falta de ecuanimidad.
Y dentro de los intereses obscuros que mencionaba arriba,
está como aprovechan las autoridades capitalinas para
desmarcarse de sus compromisos, incumplidos hasta donde sabemos,
de patrocinio del piloto, pues el mismo equipo PC Motorsport
declaró que nunca le pagaron el patrocinio completo,
que era de 1.5 millones de dólares, por boca de Ana
Guevara sabemos que solamente se entregó poco menos
de un tercio de esa cantidad. Ahora aprovechan este incidente
los del GDF para decir que suspenden la relación con
Mario, dándose golpes de rectitud cuando en las filas
de estos funcionarios perredistas militan nombres como Bejarano,
Imaz y otros de triste memoria (dinero de Ahumada, Lobohombo,
segundo piso, Metrobús, News Divine y todo eso que
muestra la rectitud de los funcionarios del GDF). Matan dos
pájaros de un tiro: la reputación de Mario y
sus compromisos incumplidos, buen negocio.
Lo peor es que muchos ciudadanos, ya enjuiciaron y condenaron
a Mario, sin pruebas, y al piloto le costará mucho
trabajo rehacer su imagen que tiene atrás campañas
como la de Un Kilo de Ayuda, Best Buddies, Fundación
Make a Wish para niños terminales con cáncer,
Teletón y otras, todo lo cual se borra de plumazo.
No se vale.
© CEJV/SHRAC 2008
|