Se acaba
el mes que nos ha traído un par de campeonato a los
mexicanos, el de Esteban Gutiérrez en la Fórmula
BMW Europea y el de Memo Rojas en la Grand Am, y creo que
es un momento de ver lo que ha pasado en el año y celebrar
un poco.
Memo arrancó bien desde el principio con una victoria
en las 24 Horas de Daytona y culminó la temporada con
la corona que los gringos querían escamotearle con
sus reglas inútiles que permiten que las carreras se
vuelvan procesiones. Yo sé que hay varios pilotos con
muchos billetes y pocas manos en la serie, pero si no saben
rebasar o no aguantan vara, mejor que no corran y punto. Pero
eso de sancionar a los que rebasan porque rebasaron, se me
hace de lo más tonto. En cuanto a la F BMW, Esteban
arrancó con un podio, siguió con siete victorias
y les ganó por una carrera prácticamente. Y
ahora como premio la final mundial de la BMW, en la que convergen
las series de Norteamérica, Europa y Asia, será
en el Autódromo Hermanos Rodríguez en México
DF el 7 de diciembre, a ver si les toca su Pearl Harbour a
todos cortesía del Escuadrón 201 (si no entienden,
lean de la II Guerra Mundial y luego platicamos). Y luego
nada más para probar se subió a la F. Masters
y debutó con un podio en un auto que tiene el doble
de caballaje, más agarre aerodinámico y más
gallos en la serie, y obtuvo una buena reseña de su
actuación, tanto que ya le están echando el
ojo para cosas mayores algunos equipos.
Pero en la semana que terminó también hubo enojo
de algunos que salieron muy comparadores y brincaron ante
la idea de que Telmex pudiera decir que Memo Rojas es tan
bueno como Pedro Rodríguez. Bueno, eso fue lo que me
llegó en algunos correos y según me dicen en
las ondas radiales también hubo sombrerazos. Yo soy
el Secre General de la Scuderia Rodríguez y creo que
puedo hablar un poco de los Rodríguez, digo por ahí
anda un librillo de 600 páginas que me respalda en
lo que he investigado, y no vi nada de comparativo entre Pedro
y Memo ahora, como no lo vi el año pasado entre Pedro
y Chava Durán cuando ganó Daytona. Me parece
que una cosa es un homenaje y otra cosa es decir que son comparables.
La publicidad hacía referencia a que hace 37 años
Pedro fue el último campeón mexicano en prototipos
en una serie internacional y que ahora Memo recuperó
un titulo. Y claro que nos e me olvida que Tomás López
Rocha también fue campeón, pero el problema
es que no fue absoluto, fue en la Camel o GTP Lights, o sea,
los autos prototipos chicos, como si Adrián y el Chapu
ganaran este año en la ALMS su clase LMP2, pero no
el absoluto que es la LMP1 donde corren las bestias de Audi
y Peugeot (y algunos otros que también le rugen en
serio). Muy meritorio Tomás, pero en la clase chica
su título.
Y ya que andamos de ociosos comparando, primero yo diría
que no es comparable un título de 1970 y 1971 con uno
de 1987, como no es comparable Schumacher con Fangio o Senna
o Clark o Prost, aunque tenga más victorias y títulos.
Simplemente no corrieron juntos y ahora si no tienes un Ferrari
o McLaren (o un Renault si chocan en circuito callejero y
el auto insignia sale a desmadejar la carrera o un Toro Rosso
si llueve o un BMW si Lewis elimina a Kimi por pasarse el
alto…) virtualmente no puedes ganar en la Fórmula
Uno. Creo que eso contrasta con otras épocas en que
la ingenuidad técnica podía más que la
cartera amplia (aunque eso no es totalmente cierto pues Toyota
gasta más y no gana todavía, mientras que Berger
salió más conocedor y con pocos billetes ya
hizo ganar a Minardi, y eso que no manejó él).
Entonces comparar el Mundial de prototipos con la Grand Am
pues como que no tiene sentido, pero ya que estamos de ociosos
pues vayamos a hacerlo.
De entrada en 1971 los motores de los autos Sport eran de
máximo de 5 litros si se producían cuando menos
25 ejemplares del auto, o de 3 litros si se producían
autos casi únicos (o sea, prototipos, por eso se llaman
así). Y el más poderoso era el Porsche 917 de
Pedro, que daba 615 caballos para su 80 kilos de peso (o sea,
0.761 de relación peso potencia), mientras que el Ferrari
312PB daba 455 caballos y pesaba 595 kilos, o sea un poquito
mejor en su relación (que era de 0.764). Y los autos
de Grand Am pesan 1033 kilos y usan motores de hasta 5 litros
con caballaje de 600 restringido en cuanto a desarrollo para
poder equiparar un Porsche de 3.99 con un Lexus o Pontiac
o Ford o BMW de 5 o un Infiniti de 4.35 litros; eso nos da
una relación de 0.581).
Y el 917K usaba una caja de cuatro velocidades que luego ampliaron
a cinco, mientras que estos usan cajas de cinco marchas y
a veces de seis (si son menores de 4.5 litros). Para no encarecerlos,
los Grand Am no usan titanio ni materiales exóticos,
son de frenos de material ferroso, y el 917K usaba titanio,
berilio, magnesio y aleaciones que los Grand Am ni sueñan
pus son carísimas. Nada más vean la velocidad
tope del 917LH en Le Mans, en la recta de Mulsanne: 404 kph.
Van la velocidad tope de un Grand Am en donde manden: 330
kph. Y los puedo aburrir con datos todo el día, pero
en suma, uno es un auto de carreras, el otro es un auto desarrollado
a partir de un motor de serie y con muchas limitaciones. No
hay comparación, estamos hablando de peras y manzanas.
Lo que sí es comparable es que Pedro fue el mejor en
su tiempo, batiendo a todos los que se pusieron enfrente y
ahuyentando al resto (como el gran tricampeón Stewart,
quien no quiso correr en prototipos porque eran muy peligrosos
y la paga era poca comparada con el riesgo) y Memo le ganó
a todos los que se le pusieron enfrente y lo hizo decisivamente.
Campeones tanto uno como el otro. Y qué bueno que l
escudería Telmex tiene memoria de quienes fueron nuestros
héroes del volante y los recupera, pues eso es rendir
homenaje a los que abrieron el camino y llevaron nuestro deporte
a las alturas y no hay una comparación, es un homenaje
lo que yo veo y aplaudo. Y ojalá Memo, quien es miembro
de la Scuderia Rodríguez como lo fue también
Pedro y como lo es Memo papá, y como lo es Rebaque,
Van Beuren, Bolaños, Pérez Gama, Nanán
Solana, los López Rocha, los “Plátanos”
y los Jiménez y Plata y todos esos grandes pilotos
nacionales, así como lo son Jackie Oliver, Dick Attwood
y Brian Redman y muchos otros que corrieron con y contra Pedro
y Ricardo, ojala siga ganado y poniendo en alto el nombre
de México pues este es un deporte que no solamente
se trata de una pelota (y en el cual los ratones verdes panboleros
pierden de manera infame cada vez que salen al campo), este
es de dos y grandes.
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Y
ya que andamos comparando cosas, hay por ahí en Guadalajara
alguien que dice que solamente Tomás fue campeón
reconocido por la FIA y claro, no nos dice que él era
el de relaciones públicas de Tomás, quien es
otro pilotazo mexicano y gran campeón que mucha honra
nos trajo como lo fue su padre, don Salvador (chequen comos
e llama una de las calles grandes de Guadalajara y verá
que por algo lleva su nombre). Como este hombre habla mucho,
hay que recordar que la FIA no era lo que ahora ni los campeonatos
estaban todos tan registrados y se entregaban trofeos y todo
lo que ahora se estila. Es más los campeones mundiales
de rallies no eran campeones porque el título de pilotos
era extraoficial y solamente se entregaba una copa a la marca
que más puntos tenía, sin que hubiera equipo
oficial y a veces corrían 30 autos de una marca en
un rally y a veces ni se aparecían y hubo pilotos campeones
que ganaron corriendo tres autos distintos en un año,
algo que ahora ni se puede soñar y el mundial de autos
Sport y prototipos (que eran de hecho grupos distintos) andaba
por el estilo, le daban un trofeo al fin de año a la
marca con más puntos. Pero siempre se reconoció
al campeón, al que lograba más puntos en el
año y ese fue Pedro en 1970 y 1971, cuando ganó
el 40% de las carreras del Mundial en ambos años (8
de 20), y eso se compara con Memo, quien obtuvo el 42% (6
de 14). Entonces si alguien dice que Pedro nunca fue campeón,
díganle que le mando un saludo.
Y eso me trae al punto final, el de otros dos campeones no
conocidos. El Mundial de Karts no eran antes como lo es ahora,
que se van equipos de todos lados a una pista hacen series,
semifinales, finales y sacan un campeón, tras temporadas
de 20 o 30 carreras en los países del mundo. El último
fue la semana pasada en Italia, pero en 1960 el campeonato
mundial se efectuó en Bahamas en las semanas internacionales
de la velocidad, donde México mandó un equipo
y en la Stock A (la más barata y concurrida), el ganador
fue un azteca, Carlos ‘Chacho’ Pruneda, quien
batió a europeos, gringos, canadiense y a todos los
que se animaron, entre ellos muchos volantes profesionales,
pues no había límite de edad e igual podía
subirse Stirling Moss que tu vecino. Y el hombre es hasta
la fecha el único campeón mundial mexicano en
karts (y miembro de la Scuderia Rodríguez, por cierto)
y pocos la saben. El otro campeón mundial es de la
Fórmula Ford, cuyo campeonato mundial es el Festival
de Brands hatch, donde al final del año convergen de
350 a 500 pilotos de FF de todo el mundo, y se dan eliminatorias
y más eliminatorias hasta dejar 30 autos en la gran
final. En 1972, esa gran final fue ganada por un mexicano,
Johnny Gerber, quien posteriormente correría F3 y Atlantic
allá en Europa y prototipos aquí y fue un gran
volante. Y hay gente que dice que si Johnny alificó
en el sitio 15 y los primeros 14 chocaron en un gran accidente
en la primera vuelta y se la encontró y que no debió
ser campeón nunca. Pero esos mismos luego alaban a
Heikki por su triunfo en Hungría (donde la voló
a dos vueltas del final Massa) o dicne que Alonso es grande
tras ganar en Singapur, donde se lea encontró tras
tener la suerte de haber parado antes que su coequipero chocara
y le diera la vuelta a la carrera. Cuando te toca ganar, no
hay más, ganas, y Johnny Gerber es otro de los poco
conocidos campeones mexicanos a los que mucho se les debe.
Y no se trata de comparar, sino de reconocer y homenajear
a todos aquellos que nos hand dado títulos y triunfos
como Pedro, Moisés, Ricardo, Rebaque, Pruneda, López
Rocha, Gerber y esa pléyade de grandes volantes mexicanos
y no a la bola de ratones que porque meten un gol de milagro
en la octava división de Croacia ya exigen ser llamados
a la selección de ratones panboleros. Habríamos
de ser más positivos y reconocer a estos grandes volantes
y no tratar de demeritarlos o decir que no son tan buenos
como Pedro. Pedro es Pedro y siempre será un grande,
pero Memo y Esteban y Salvador y Sergio y los que vengan y
nos den títulos son igual de campeones en lo suyo y
tanto nos honran como lo hicieron los Rodríguez. Y
aquí en México, no hay quien se compare con
nuestros pilotos, ni con nuestros clavadistas, boxeadores
o marchistas, pero el deporte se ha vuelto negocio y es más
fácil engañar a los poco educados con el panbol
que pedirles que piensen, por eso los ídolos de pies
de barro en México son ratones panboleros que corren
a otros de sus selección porque se metieron con la
‘cusca’ esposa de uno de ellos. En fin, el futbol
parece ser deporte de deshonra tipo Maradona, mientras que
en el automovilismo está Fangio. Y lo digo Argentina
para que lo entiendas México (si es que los panboleros
saben hacer inferencias, lo cual es mucho pedir).
© CEJV/SHRAC 2008
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