En los
últimos meses se ha desatado la batalla por la supervivencia
de la F1 como la conocemos, que es una pálida sombra
de la que fue en algún momento hace 20 años,
pero es muy fuerte y exitosa según el plan de ruta
que trazó su dueño, Bernie Ecclestone hace un
cuarto de siglo.
El plan incluía que entraran los fabricantes de autos
a tener equipos oficiales en la F1 y que se fueran terminando
los equipos chicos que solamente complicaban los costos, arruinaban
el profesionalismo de la categoría al no aparecer con
constancia y competían por muchos patrocinios sin agrandar
el pastel, solamente reduciendo las porciones para los competidores.
Poco a poco, con restricciones en las llantas y motores y
obligándolos a pagarse sus gastos, además de
no darles reparto de los ingresos si no corrían toda
la temporada, bernie se fue deshaciendo de los independientes
y empezaron a entrar los grandes, para emparejarse con Ferrari,
que siempre contó con el apoyo de FIAT. Mercedes se
consolidó con McLaren y Renault y Honda pasaron de
proveedores de motores a equipos completos. Toyota incursionó
como constructor desde el principio, BMW se alió a
Williams y luego compró a sauber, y poco a poco los
equipos privados se fueron acabando.
Actualmente quedan Red Bull, que era Jaguar y antes Stewart,
pero con motor Renault, mientras su satélite Toro Rosso,
antes Minardi, tiene motor Ferrari; Williams es independiente,
pero con motor Toyota, Spyker y Super Aguri, pero este es
el virtual satélite de Honda. Mucho se habla que VW,
ya sea con Bugatti, Audi, Lamborghini o alguna otra de sus
marcas, podría entrar a la F1, comprando a algún
independiente o siendo proveedor de motores, pero parece poco
probable.
Y el Acuerdo de la Concordia se acaba en 2007, mientras que
la extensión a partir del 2008 no ha sido confirmada.
Pero el problema que existe es que las reglas a partir de
2008 traen dos incisos preocupantes. El primero sigue limitando
a 12 el número de equipos, que es lógico ya
que los altos costos hacen que la máxima categoría
sea autolimitante, pero el otro indica que se puede comprar
un chasis a otro constructor, y eso sí podría
ser letal. El equipo 12, que entrará en 2008 es Prodrive,
el mismo que fabrica los Subaru del Mundial de Rallies y los
Aston Martin de las clases GT de Le Mans y la ALMS. Pero su
dueño, David Richards, ex directivo en Benetton y BAR,
ha dicho que comprará un chasis y no lo construirá,
probablemente a McLaren.
Frank Williams ha indicado que no es posible que sea una categoría
con una copa de constructores y algunos equipos no construyan
su autos y no habla de 2008, pues en 2007 el Toro Ross STR2
es realmente el Red Bull RB3 usado en 2006 y diseñado
por el talentoso Adrian Newey, con algunos cambios y el Super
Aguri SA107 es el Honda F106, que Jenson Button llevó
al triunfo en Hungría en 2006. Los equipos hicieron
algún tipo de trampa uno al fundar Red Bull Technologies
y adjudicarle la paternidad del RB3 y el otro al decir que
el dueño de la tecnología es Honda no Honda
Racing y por eso puede darle el chasis a Super Aguri.
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Es obvio y evidente
que la reglas están siendo rotas, o cuando menos evadidas
en su cumplimiento, por lo que Williams y Spyker han pedido
que se les descalifique, pero la FIA dice que no puede opinar
sobre los autos hasta que no se presenten a escrutinio oficial
en la primera fecha, en marzo en Australia. Pero la FIA firmó
el Acuerdo de la Concordia y ahí se prohíbe
comprar autos o participar con alguno del que no se posea
la patente tecnológica. El problema es que de aplicar
las leyes, se tendrían solamente 18 autos en la parrilla
de Fórmula Uno, algo así como Champ Car o la
Indy Racing League, que sufren para tener más autos.
Y Williams y Spyker, que hacen sus chasises, han dicho que
si no son constructores pueden correr, pero sin obtener puntos,
a lo cual se niegan Toro Rosso y Super Aguri, pues los dineros
en la F! los reparte Bernie en base a los puntos, precisamente.
Sir Frank
Williams, quien paralizado de la cintura para bajo y todo
es más talentoso que casi todos los demás jefes
de equipo… juntos, ha sido claro y su argumento es que
si no te cuesta no tienes por qué entrar a la máxima
categoría con un auto comprado y obtener beneficios,
pues así como compras puedes dejar de comprar y no
hay una inversión (túnel de viento, ingeniería
sofisticada, instalaciones, personal) que te haga quedarte
como los millones de euros o libras que tiene Williams en
Grove o Spyker en Silverstone, con sus respectivos túneles
de viento. El compromiso con la F1 se ha ido desarrollando
con las inversiones y es impensable que con 20 millones de
libras puedas entrar a la F1, cuando en Ferrari por esa cantidad
no te rentan ni la tapa del motor para un anuncio de tu empresa.
Pero fuera de lo económico, habría que pensar
si queremos una F1 con carros comprados o rentados por año
en un afán de abatir los costos. En lo personal me
parece ridículo e indigno de una que se conoce como
la ‘máxima categoría’. La cima del
mundo en tecnología no lo debe admitir y para carros
comprados con motores rentados, pues ya tenemos Champ car,
IRL y demás series. La F1 es otra cosa, déjenla
seguir siendo especial.
© CEJV/SHRAC 2007
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