En parte
por que estamos en pleno conflicto postelectoral, por el candidato
que decía que si perdía por un voto acataba
la decisión y perdió por un cuarto de millón
y dice que lo robaron. Es clásico de muchos mexicanos,
que nunca aceptan sus fallas, solamente hay complots de los
enemigos y siempre tienen pretextos para disfrazar sus derrotas.
Pero es su mediocridad la que realmente los define, como en
el caos de López Obrador, que siempre ha sido mediocre,
yo lo conocí en 1988, y siempre lo será.
Todo esto viene a cuenta porque la mediocridad se ha enseñoreado
en los países latinoamericanos, vean nada más
a Chávez en Venezuela, y no me espino, caballero, y
ahora empieza a invadir el ámbito deportivo. Si, en
efecto, hablo de Juan Pablo Montoya.
Yo he sido su defensor (no lo necesita, digo, él es
dueño de su verdad y su historia), desde que llegó
a CAART y fue campeón para luego brincar a la Fórmula
Uno y ser un buen piloto. Yo le veía tamaños
de campeón y cuando hablamos en 2004, me dijo que Schumacher
no iba a ganar (y fue el año de mayor dominio del alemán),
pero yo le creí y seguí apoyando cuando se fue
a McLaren y me daba gusto verlo a la par de Kimi, pero en
las últimas carreras ya no era el mismo.
Ahora anuncia que va a NASCAR en 2007, lo cual provocó
que lo bajaran del McLaren, no vaya a ser que se le ocurra
sentirse en óvalo y querer dar más laminazos
como el de la arrancada en el GP de Estados Unidos que eliminó
a Kimi, Nick, Button y varios más. Sus razones tendrá,
pero eso de que la F1 ya no es un reto para mí dice
todo: Montoya es un perdedor, y como no puede ganar en combate
uno a uno, toma un pretexto y se va. Luego alegará
un ‘complot’ de los ingenieros que no lo quieren
y le dan mejor auto a Kimi, no tarda en suceder, y dirá
que lo discriminaban porque es morenito.
El caso es que, por ponerlo gráficamente, se bajó
los pantalones ante el reto y decidió irse a cobrar
un sueldo alto como nuevo atractivo latinoamericano de la
NASCAR, y le va a durar un arto, no más. Si cree que
se va a despegar e ir, las banderas amarillas lo regresarán
a la realidad y la bienvenida que le den los gringos rednecks
de NASCAR va a ser de lámina, en el mejor de los casos,
y concreto, en el peor.
Cayó de mi gracia (lo cual seguramente no le importa
pues siempre le ha importado solamente su persona); no rinde
cuentas, no da entrevistas a menos que su padre intervenga
para convencerlo (gracias don Pablo), no le gusta la prensa
y sin embargo es un buen piloto que seguirá teniendo
sus fanáticos, pero como hombre se rindió ante
un reto y claudicó de fea manera, así que lo
pondremos en la lista de aquellos ídolos con pies de
barro, que abundan en el mundo y en Latinoamérica.
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Estas
ideas me recuerdan la mediocridad en nuestro medio, con una
Federación que no sirve para gran cosa, peor ahí
sigue contra viento y marea. Resulta que hace unas semanas
nos pidieron ayuda porque iban a empezar a armar su Salón
de la Fama del Automovilismo Mexicano, similar al que tiene
la Scuderia Rodríguez, pero decidieron por alguna votación
secreta y bastante estúpida, que iban a meter a cuatro
en su generación inicial. Somos un país con
cuatro pilotos de F1 en su historia, así que se me
hizo razonable, pero cuando vi la lista me dio un ataque de
rabia. Están los hermanos Rodríguez y Moisés
Solana, pero en lugar de Héctor Alonso Rebaque, el
cuarto piloto de F1 de México y único con equipo
propio, está Memo Rojas. Si memo fue bueno, multicampeón
nacional, pero nunca hizo mucho fuera de México y ciertamente
no puedes ser mejor que alguien que si estuvo en la máxima
categoría. Héctor también fue campeón
nacional de varias clases, pero se retiró a los 26
años y fue el primer mexicano y extranjero en ganar
en CART y hay muchas otras cosas en su historial, pero simplemente
estar en la F1 y sacar puntos es suficiente para ser mejor
que los miles que no lo han estado, por multicampeones que
sean. En fin, así es la mezquindad y la falta de conocimiento
que tenemos en la Federación Mexicana de Automovilismo
Deportivo, desde su presidente Héctor Calatayud para
abajo. Y lo peor de todo es la arrogancia del ignorante. Me
pidieron unas fotos de Pedro, les mandé una con caso
y otra sin casco, pues dijeron que en acción ya tenían.
El día de la presentación, cuando vi la ficha
de pedro, me moría de rabia. La foto que sudaron es
de Lucien Bianchi en el GT 40 en el que ganaron en le Mans,
cuando se está subiendo al auto en un cambio de piloto.
El casco blanco de Bianchi es evidente, muy distinto al de
la raya central que usaba Pedro, pero ese es el nivel de conocimiento
que tienen, y el interés de decir que lo saben todo.
Se les ofreció apoyo y no lo quisieron porque ya tenían
todo listo, y estuvo mal. En fin, ellos saben que su mediocridad
los salva pues nadie les va a reclamar esos detalles.
En fin, ya vendrán vientos de cambio y Latinoamérica
tendrá algunos pilotos mejores, con corazón,
en la F1, y la FMAD tendrá gente que conozca y ame
el automovilismo para intentar sacarlo del hoyo en que está.
Mientras tanto, démosle la espalda a estos remedos
como Montoya y los dirigentes de la FMAD.
© CEJV/SHRAC 2006
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