El Viejo 'Schumi' vuelve a aparecer

"In his world he won't go under…"
David Gilmour

Ver el Gran Premio de Mónaco, mejor dicho las calificaciones del GP en las calles de Montecarlo el sábado anterior a la carrera, me traen muchas reminiscencias… y no son buenas.
Me pongo a pensar en un campeón que es el máximo vencedor de la historia, que el mejor pero no es un grande, no es una leyenda, no es el héroe que trasciende por sus enormes hazañas, si no que también se le recordarán sus grandes desfiguros, a falta de otra palabra.

El año pasado platiqué con Michael Schumacher en el GP de Estados Unidos, ya sin las presiones de ganar el campeonato por sexta vez consecutiva pues las llantas de su Ferrari no daban para más.Lo encontré muy distinto al ‘Schumi’ que conocía, al ‘Schuminator’ deshumano que no sabe más que ganar a cualquier costo y no entiende razones. Yo pensaba que había cambiado, incluso hasta me decían que me había yo vuelto menos crítico del alemán, o quizás los años ya empiezan a pesar y se vuelve uno el ‘less angry young man’ (o ‘less angry old man’, dirían mis hijos). Pero después de Montecarlo realmente pienso que un tigre nunca pierde sus rayas, o un leopardo sus manchas o un ‘Schumi’ sus tretas deshonestas.

Leí el comunicado de Ferrari, las explicaciones y todo lo que se dijo acerca del incidente de la clasificación cuando se detuvo tras hacer su mejor vuelta y propició que los demás no pudieran superarlo, dado el escaso tiempo que restaba en la última fase de la práctica final para determinar la parrilla. Si algo entiende, es de autos, y sé suficiente de relaciones públicas para comprender las excusas y paliativos que se usan para darle vuelta a un error y presentarlo en forma menos desfavorable, pero este no me lo trago ni aunque tuviera cinco años de edad. El ‘Schuminator’ apareció de nuevo y pensó que podía salirse con la suya y hacer trampa más o menos escondida y lograr otra Posición de Privilegio (¿y para qué?, me pregunto, si ya tiene el récord y no hay uno que vaya a poder alcanzarlo en lo que resta de su vida, -conste que lo estoy pronosticando cuando le sobran unos 50 años). Y con su casi segura victoria en Mónaco arrancando desde la punta, poder empezar a desmembrar la roca de firmeza y constancia que se llama Fernando Alonso y vuela para ser el bicampeón más joven de la historia.

Claro que salir al frente en Mónaco tiene sus ventajas, mayores que en cualquier otro circuito, pero creo que a Schumacher ya no le importa su reputación, le importa irse en la cima y creo que de ahí viene todo el cuento este de su retiro. El alemán no se va a ir derrotado y quiere recuperar el campeonato a cualquier costo, por eso hizo su chistecito y lo descubrieron, ahora la telemetría te dice si realmente se te fue el auto por burro o quiste fingir, ya no es cuestión de tu palabra contra la de los comisarios, ya hay pruebas que te ratifican o rectifican.

 

Y los recuerdo que vienen a la mente de inmediato son 1997 cuando el aventó el auto a Villeneuve para intentar ganar el campeonato, o 1994 cuando hizo lo mismo con Damon Hil, aunque esa vez sí le salió y con el canadiense no fue exitoso, le pegó en los pontones y no en la suspensión, que es como se hace. Pero más atrás se acuerda uno de cuando estaba de invitado en el DTM corriendo para Mercedes y se llevó al más seguro candidato al título, el venezolano Johnny Cecotto, quien corría un BMW y en la primera curva del Hockenheim fue embestido por el germano y ahí se le acabó el campeonato en la carrera final del año de 1990. O cuando se indignó porque Juan Pablo trató de pasarlo por fuera, como si fuera delito de lesa majestad el mero intento del rebase contra su Ferrari. O cuando….. (espacio para anotar tu recuerdo favorito anti-Schumacher, pues cada quien tiene uno).

O también habría que pensar en lo poco que el hombre no tiene un concepto de la historia antes, y seguramente no lo tendrá después. Recuerdo su dicho cuando hizo el 1-2 con Irving, comentando que Ferrari ya tenía algo para recordar, sin saber que hubo ocasiones (vean por ejemplo, la campaña de 1961) en que los autos italianos hicieron el 1-2-3-4 en una carrera puntuable para el campeonato mundial de Fórmula Uno. ‘La historia soy yo’, podría decir el teutón parafraseando al rey francés que hizo la declaración original hace tres siglos, y pensar que solamente recordaremos sus 85 triunfos, 67 PPs, no sé cuantos puntos y vueltas rápidas y demás logros que ha obtenido en su carrera.

No, está usted muy errado (que no herrado pues no es buey, solamente malintencionado), mi buen ‘Schumi’; también recordaremos todos esos incidentes indignos de campeón, de grande como Jim Clark, o Juan Manuel Fangio, o aún algunos que no llegaron a coronarse, pero son grandes, estilo Stirling Moss.
El problema que encuentro en todo el comportamiento del alemán es que en cuanto no piensa, cuando solamente actúa, y reacciona, es un gran piloto, pero no un gran ser humano y hace trampa o intenta hacerla. Probablemente carezca de la malicia necesaria para ser realmente malo, dijera Jorge Negrete (ese era rocanrol, antes del rocanrol así que no hay fijón): “No es malo… sino maleta”. Y lo lamentable es que cuando uno se pone a compararlo con los grandes, primero, no le ha ganado a ninguno que realmente sea bueno, y luego, ha hecho muchas cochinadas indignas de colocarlo al lado de otros con récords menos apantallantes, pero vidas más completas. Lamentable, porque pensé que ya iba camino a asegurarse un sitio entre los legendarios, pero su instinto vuelve a echarlo a perder y en su mundo no se da cuenta de lo que pasa, sólo cabe él.

© CEJV/SHRAC 2006