Tras brindar
una victoria nacional en autos Sport por vez primera en 32
años, el ‘Chapulín’ se declara listo
para brincar al campeonato Grand Am; en contraste, los mexicanos
en la Busch son derrotados a golpes. El 4 y 5 de marzo se
disputaron en México un par de fechas internacionales
en el autódromo Hermanos Rodríguez. Vino el
campeonato Grand Am, de autos Sport y prototipos, y la serie
Busch, de NASCAR, para autos tipo stock. Para la Busch fue
su segunda aparición consecutiva en el autódromo,
vinieron en la misma fecha del 2005, y para Grand Am fue su
segunda competencia en cuatro meses en la pista mexicana,
pues cerraron su calendario 2005 como coestelar de Champ Car
en noviembre pasado.
Hubo un par de mexicanos en los prototipos y nueve en la Busch,
por lo que la atención se centró en este evento,
especialmente porque se olía una posible victoria nacional,
la cual se produjo el sábado en la carrera de resistencia
pactada a 165 minutos (2°45’) o 100 vueltas al circuito
de 4,078 metros.
La carrera dominada de punta a punta por el prototipo del
equipo Chip Ganassi Racing, cuyos pilotos Scott Pruett y Luis
‘Chapulín’ Díaz, estuvieron desde
los entrenamientos en la Posición de Privilegio y no
perdieron la punta en momento alguno, haciendo una carrera
de líderes, alejándose de sus perseguidores
en todo momento, sin ser inquietados en las rearrancadas que
hubo por banderas amarillas.
Luis manejó las 56 vueltas finales, ya que el reglamento
indica que el que califica debe arrancar la contienda, y mostró
que ha alcanzado una madurez plena en su carrera, consistente,
veloz y seguro, refrendando las buenas manos mostradas en
el arranque del año en las 24 Horas de Daytona, donde
lideró un buen rato hasta que el motor se rompió
en la madrugada cuando llevaban casi 18 horas de carrera.
Y el triunfo para el piloto de la escudería Telmex
fue histórico ya que no había ganado aquí
un mexicano en carreras internacionales de estos autos desde
1974 cuando la tripleta de Rojas-Van Beuren-Rebaque lo hizo
en los 1,000 Kilómetros de México. La reacción
del público, unos 20,000 espectadores, fue igual de
emotiva y Luis se perfila desde ahora al campeonato que se
le escapó el año pasado por unos cuantos puntos.
Adrián Fernández, cuyo equipo Lowe’s-Fernandez
Racing debutó esta campaña en la Grand Am, colocó
su auto en el séptimo sitio, que no fue mejor por una
penalización que sufrió su coequipero Mario
Haberfeld por manejo agresivo.
Pero tras la euforia del sábado, vino la furia del
domingo. Con ocho volantes en la parrilla de 43 autos, México
apuntaba para un buen resultado, considerando que dos de los
primeros cinco eran el propio Adrián y Jorge Goeters,
quien obtuvo la PP en 2005. Sin embargo, Adrián se
fue retrasando tras sufrir un contacto de parte de Jamie McMurray,
quien se fue al pasto al final de la recta y le pegó
al Chevy de Adrián al retomar la pista, lo cual hizo
que el mexicano se lastimara una mano y además el auto
se desalineara por lo que se detuvo muchas veces en los fosos
y aún así acabó duodécimo tras
80 giros.
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El mejor
colocado de los aztecas fue Carlos Contreras, en el sitio
11, y Jorge Goeters quedó 14, por un trompo en los
momentos finales de la carrera causado por un toque con Contreras,
mismo que según los oficiales no ameritó siquiera
una bandera amarilla, pese a darse en medio del pelotón
y tras haber estado regalando las precautorias (10 en total)
por cualquier despiste insignificante.
Pero el peor momento de la tarde fue el que vivió Michel
Jourdain II, quien tomó la punta en la 51 tras la última
detención de Contreras, y ya no necesitaba volver a
cargar gasolina. Michel fue victimado por una maniobra irresponsable
de Kyle Busch, quien intentó rebasarlo en la Peraltada
cruzando las líneas amarillas que marcan la entrada
a los fosos, con el predecible resultado de que no tuvo espacio
a la salida de la curva e impactó al mexicano contra
la barda. Lo peor del caso es que los comisarios de NASCAR
no juzgaron que hubiera falta alguna, pero el enardecido público
le dedicó a Kyle todo el repertorio nacional de expresiones
de desagrado, empezando por los mentachiflidos. Y todavía
Busch y McMurray terminaron en los sitios 7 y 10 muy quitados
de la pena cuando es obvio que son pilotos meramente ovaleros
como la mayoría de los de NASCAR.
El ganador fue Denny Hamlin, del Joe Gibbs Racing (el coach
de los Pieles Rojas de Washington), quien salió segundo
y tomó la punta después de la agresión
de Kyle a Michel para mantenerse ahí pese a los esfuerzos
del piloto más veloz en las prácticas, Boris
Said, quien acabó escoltándolo. Y con incidentes
que eliminan a los mexicanos y no son penalizados por unos
comisarios que saben mucho de óvalos y poco de circuitos,
el futuro de NASCAR no parece tan seguro en México,
por lo que es muy factible que la Grand Am venga independiente
en 2007 y haya más mexicanos en ella. Y por cierto,
yo encabecé desde el sonido local las mentadas a Kyle
y Jamie, lo cual me reclamó un tipo de NASCAR al final
y solamente redije que el día que me pagara, entonces
me reclamara y lo dejé hablando solo. Nomás
faltaba…
© CEJV/SHRAC 2006
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