Por culpa
de la columna de la semana pasada, en la que argumentaba que
Fernando Alonso no es el mejor piloto del mundo, en lo cual
estuvieron de acuerdo todos los tifosi, y muchos de los McLarenistas,
los cuales no se pusieron de acuerdo sobre si Kimi o Juan
Pablo era mejor, o ambos, se armó la discusión
acerca del piloto del mundo, pero ya le encontré la
solución.
Adivinen: es heptacampeón (siete títulos), de
los cuáles cinco van seguidos y los otros dos fueron
categorías inferiores. Lo apodan el ‘Doctor’
y muchos dicen que podría ser el mejor de la historia.
Obviamente no es Schumacher y tampoco Lance Armstrong, como
podrían asumir por aquellos de los siete títulos.
Se trata de un exponente intermedio entre ciclismo y automovilismo,
o sea motociclismo, y el elegido, en mi humilde opinión,
es el gran campeón llamado Valentino Rossi.
Me parece que no hay un piloto actual tan espectacular y con
tanto control de su vehículo como el italiano, quien
en malasia hace un par de domingos se coronó por cuarto
año consecutivo en la categoría reina del motociclismo,
el MotoGP, y antes ganó la 500 cc, que era la categoría
reina, para llegar a cinco títulos al hilo. La diferencia
entre ambas es que mientras en la MotoGP se pueden usar todo
tipo de motos, de cuatro tiempos hasta 999 cc y de dos tiempos
hasta 500 cc, la mayoría de los constructores se fueron
por la opción de cuatro tiempos ya que la cilindrada
produce mayor caballaje y es más fácil ligarlas
a las motos de calle. Y si creen que Superbike es más
veloz por ser motores sin límite, pues están
equivocados, los pilotos de MotoGP son hasta 5 segundos más
rápidos por vuelta, en promedio, en los mismos circuitos,
pero no hacen tanto ruido, ni son tan grandotes, y por cierto
el australiano Troy Corser se acaba de coronar en esta serie
precisamente el domingo.
Antes de ganar la clase máxima del motociclismo, Valentino
fue campeón en 250 cc y en 125 cc, en ambas en su segundo
año tras ser subcampeón en el primero, algo
que repitió cuando subió a la 500 cc en 2000,
quedando subcampeón, y no volvió a perder. ¿No
suena impresionante? Bueno, pues dirán muchos de ustedes
que la cuestión es que Honda domina las carreras desde
hace más de una década y que así cualquiera.
Punto aceptado, pero el caso es que valentino se pasó
a llama en 2004, y pese a toda la tecnología de Honda,
les ha pegado virtualmente sin coequipero, y ha desarrollado
la Yamaha a tal grado que puede batir a sus rivales, cuando
lo último que había hecho era recordarnos las
glorias de Kenny Roberts (padre) hace dos décadas.
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Para
que me entiendan, es como cuando Senna manejó el Mclaren-Ford
de 1993, con el motor que le daban a cualquier cliente que
lo comprara en Cosworth (obvio, para un equipo de Fórmula
Uno), y no el especial desarrollado para Benetton, que usaba
Michael Schumacher. Y Senna, con su manos de oro, iba de líder
del campeonato cuando habían transcurrido cinco fechas
y terminó con cinco victorias contra el increíble
Williams-Renault de Prost y Damon Hill, mientras que el ahora
‘Schuminator’ fue bastante mortal y no ganó
gran cosa. Ahí lo que contaba era el piloto y en el
caso de Rossi con la Yamaha se repite la situación.
Vale más el factor humano que el mecánico en
la ecuación en la que se supone que la mezcla ideal
es 50-50, pero últimamente se ha ido yendo al 70-30
a favor de la máquina con los controles de tracción,
arrancada y demás ayudas para los pilotos (ayudan sí,
pero a disfrazar la ineptitud de algunos de los volantes actuales).
Este año el dominio ha sido más claro, pues
Yamaha ya desarrolló la moto al gusto de Valentino,
que es el mejor piloto del mundo en motos iguales contra cualquiera,
y su actuación en algunas de las carreras en mojado
en 2005 ha sido el proverbial juego del gato y el ratón:
en una terminó por girar un par de segundos debajo
de su récord de pista y más de un segundo delante
de cualquier otro piloto, y en otra se salió del asiento
al aplicar la potencia con exceso, en el mismo punto en donde
habían caído ya otros seis pilotos, pero sin
soltar el manubrio recuperó el control y siguió
adelante para ganar, más como un acrobático
exponente de los X Games que un piloto de MotoGP. Yo nunca
había visto a un piloto estar tan lejos de us moto
sin perderla y nadie que lo haya visto lo cree, y conste que
le he preguntado a todos los fanáticos d las motos
que tengo el gusto de conocer.
Y todavía le falta mucho para llegar a los números
de títulos de los legendarios Giacomo Agostini, Mike
hailwood y John Surtees, pero si se queda los suficientes
años debe imponer todos los récords que quiera,
pues tiene apenas 26 años de edad. El problema es que
se vaya a aburrir antes y decida emigrar hacia las cuatro
ruedas, donde el paso de los volantes no ha sido tan bueno,
con la excepción obligada de ‘Big John’
Surtees, campeón mundial en 1964 en F1, y caso único
al mayor nivel, pues ni Agostini ni Wayne Rainey, ni otros
grande lograron hacerla en autos. Al ser italiano, ya lo pintan
de rojo en un Ferrari (¿Le dejará Bernie conservar
el número 46?), pero Valentino no ha dicho que sí
todavía, aunque una combinación de Rossi (que
significa ‘rojos’ en italiano) con Ferrari parece
justo lo que el doctor ordenó para recuperar el nacionalismo
italiano que solamente se expresa ahora en las máquinas
de Maranello. Ya espero el 2007 con impaciencia de fanático…
© CEJV/SHRAC 2005
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