La serie
de prototipos Grand Am es una de las muchas series de prototipos
y autos GT que compiten por los espacios y la atención
de los aficionados a las carreras de autos Sport en todo el
mundo. En ella compite destacadamente, como Luis ‘Chapulín’
Díaz, uno de los dos mejores pilotos mexicano en este
momento (siendo el otro en mi muy personal opinión,
Mario Domínguez, pues Adrián ya está
virtualmente en el retiro y Michel está virtualmente
en el olvido por sus decisiones).
Pero últimamente no le ha ido muy bien al ‘Chapu’
y, de ser líder del campeonato, ahora está a
36 puntos de la cima cuando faltan tres fechas por disputarse,
en Watkins Glen, en el Virginia Internacional Raceway y el
cierre en México, el 6 de noviembre. El primer sitio
se 35 puntos, el segundo 32, el tercero 30, el cuarto 28,
el quinto 26, el sexto 25 y de ahí en adelante bajan
un punto por sitio por lo que el equipo que manda actualmente
tiene oportunidad de sacar dos octavos sitios y un séptimo
para coronarse, aunque Luis y su copiloto, Scott Pruett, quien
es el campeón defensor, ganaran todas las fechas por
disputar.
Y la gente me pregunta (acorde con mi calidad de oráculo
perfectible –y digo perfectible porque yo suponía
que Schumacher iba a obtener su octavo título sin problemas,
así que ya verán lo atinado que soy–)
que tan importante sería para Luis obtener el título.
Habría que contestar por dos vertientes: personal e
institucional.
En cuanto a la personal, no hay duda que sería muy
importante, pues desde que se murió Pedro Rodríguez
en 1971, justo cuando acababa de obtener el bicampeonato individual
como piloto en el Mundial de Marcas con el equipo John Wyer-Gulf-Porsche,
solamente tuvimos un destello en 1990, gracias al tapatío
Tomás López Rocha, quien fue campeón
de la serie GTP Lights de la serie IMSA; que incluía
Daytona, Sebring, Watkins Glen y otras pistas clásicas,
pero solamente en EU. Y claro que la IMSA no era comparable
al Mundial de Marcas, y nunca lo será así sancionen
a la Grand Am o a la ALMS. Y para el ‘Chapu’ obtener
el campeonato de GA sería una plataforma inmediata
para algo más, que podría ser un retorno a los
monoplazas, quizás con el mismo Ganassi Racing, sobre
todo ahora que Ryan Briscoe se puso uno bueno y podría
no estar disponible para correr las siguientes fechas de la
IRL, pues Luis ya tiene su licencia de esa serie, y también
pronto verá acción en el A1GP de monoplazas.
En cuanto a lo institucional, la Grand Am es una serie importante,
pero es la única que hace las cosas a su manera. En
el mundo de los prototipos, no tanto de los GT que son más
o menos los mismo en todo el planeta, las reglas las impone
Le Mans, o sea el Automobile Club de l’Ouest (ACO),
el pequeño club de franceses que rige las 24 Horas
y de ahí dicta quien puede y quien no entrar a correr
en su evento. Y el ACO tiene un acuerdo con la serie American
Le Mans (ALMS), que sigue sus reglas y presenta carreras en
Estados Unidos y Canadá. Aparte, el ACO tiene la serie
Le Mans de Resistencia (LMES), exclusivamente europea con
la cual hace carreras de 1,000 kilómetros en algunas
pistas clásicas como Monza y Spa. Y la FIA tiene su
serie FIA GT, en la cual los autos de las dos clases GT (GT1
y GT2 para el ACO, NGT y GT para la FIA) hacen su campeonato
en parrillas muy concurridas en fines de semana concurrentes
con el WTCC (el de turismos de dos litros que corrió
a Puebla en junio pasado).
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Del otro
lado del charco, y de la balanza, está la NASCAR, cuya
serie de resistencia es la Grand Am, y por ello se ha convertido
un campeonato norteamericano de prototipos y Gran Turismos.
La GA tiene sus prototipos, que no se adaptan a las reglas
del ACO ni de la FIA, los llama Daytona Prototypes, y la gran
ventaja que tienen sobre los de la ACO (que son de dos clases
según su potencia y prestaciones, los LMP1 y LMP2),
es su costo. Los Audi R8 de Le Mans (LMP1) cuestan hasta 10
veces más que Riley de la Grand Am, y claro que son
más veloces, pero en sus series solamente hay una decena
de autos en la parrilla y las de la Grand Am tienen más
de 20 autos en esa clase. Otra cuestión que es dispareja
es que Audi es el único gran fabricante que le entra
a las series de Le Mans, aunque para 2006 se espera un prototipo
Porsche con el equipo Penske al mando (ecos de la Can Am de
1972-73 con el 917-30), mientras que en la GA están
General Motors (Pontiac y Chevrolet), Toyota (Lexus), Ford,
BMW y Porsche, con chasises de cinco marcas distintas aunque
la combinación más efectiva parece ser la de
Riley-Pontiac. Y la batalla entre unos y otros es interesante.
Los galos son los que han mantenido a los prototipos en el
candelero en los años en que no ha habido campeonato
mundial, o que hay muchas series como ahora, son los pontífices
del alto desempeño y el último grito de la tecnología,
mientras que los gringos son los campeones del espectáculo
y la paridad manejada. Dos filosofía distintas que
impiden que las 24 Horas de Daytona y las 12 Horas de Sebring
se corran en el mismo campeonato y separan las 6 Horas de
Watkins Glen de las 24 Horas de Le Mans. Lamentable pues eso
devalúa los campeonatos.
Mientras tanto, el ‘Chapulín’ ha sufrido
de la paridad, pues el Pontiac ha tenido un desarrollo mayor
permitido, según esto porque el Lexus que usa el mexicano
llevaba demasiadas PPs seguidas, y el caso es que ahora los
autos con motor de GM les pegan unas barridas feroces a los
de Toyota, y claro que GM está en NASCAR y son gringos,
mientras Toyota sólo corre en las camionetas y son
nipones, ustedes saquen sus conclusiones. Así que la
paridad no está siendo tan pareja; eso sí, muy
espectacular, y ‘Chapu’ sufre.
© CEJV/SHRAC 2005
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