Hay inquietud
entre los pilotos y aficionados, aunque no muchos quieren
hablar si se cita su nombre, por lo que se contempla como
la Nascarización del automovilismo en México.
Yo no sé como vaya a resultar esto, pero lo que es
obvio es que hay dos visiones, la de las cola de león,
y la de cabeza de ratón, y cada vez menos la última
sobrevive en el mundo globalizado.
Yo siempre preferiré los autos monoplazas, o los biplazas
prototipos como el Audi R8, que buscan la perfección
tecnológica, y esa milésima de segundo que los
separa del rival. Pero no dejo de apreciar el espectáculo
que ofrece un pelotón de autos similares buscando la
victoria, con algunos choques de por medio, sin masacres como
sería el caso en monoplazas.
Ya el Desafío Stock se comió a la serie Mustang,
con todo y patrocinadores, pero eso no es culpa del desafío,
que presenta más autos y más competencia, cuando
en la Mustang teníamos tres pilotos con posibilidades
reales, entre los 15 que corrían.
Y
la Fórmula Renault mexicana sufre ahora del ataque
de Renault, que sin saber que hacer con sus chasises de FRV6
se los vendió a un promotor para que organice un campeonato
panamericano, lo que de inmediato le quita el atractivo a
la serie mexicana y la de EU. Y conste que la FR de aquí
nunca tuvo 20 autos en parrilla y alguno de sus directivos
tenía mucha cola sucia que pisarles; aunque el ‘Guáguaro’,
director de Renault Sport en México, me dijo que el
que yo menciono era el más decente. Quizás ahí
está la clave de por qué Renault le da esta
aparente patada a su promotor nacional.
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Lo demás
que hay en el medio es relleno, llámese Neon, Pick
Ups, Vee, o Copa Turismo, pese a que los promotores les digan
‘coestelares’. Hay intentos interesantes de en
kartismo, pero a la balcánica (leer fragmentación
extrema), y algunas buenas series regionales de inicio, como
los Volksport de Monterrey y Guadalajara.
Faltan todavía muchas cosas como una serie nacional
de entrada accesible; una serie de monoplazas de tamaño
nacional, pues siempre habrá pilotos que busquen ir
a la F1 o Champ; verdaderos comisarios y oficiales de pista,
y muchas más. Pero vamos por el buen camino. No hay
que temer a la Nascarización, hay que adaptarla y hacerla
que funcione para que profesionalización sea su único
sinónimo en nuestro deporte.
(El rumor de la semana es que el organizador del la Mustang
ya tiene trabajo con sus rivales y por eso no peleó
mucho la decisión de Ford de dejar su serie monomarca.
© CEJV/SHRAC 2005
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